Parte III

Antes que nada quiero decir que no hay momento en el cual no me acuerde de muchos de ustedes, siempre me viene la imagen de alguno a la cabeza, en diferentes circunstancias, y no hay momento de esos en los que me elevo y miro las cosas desde lo alto, abstrayéndome de la realidad de ese momento, en que no agradezca a cada uno de los que me ayudaron a estar acá. Esto que nos está pasando es impagable, indescriptible, inimaginable, intransmisible, solo estando en este camino se puede llegar a entender apenitas lo que pasa, y hasta ahí no más.
Quedó atrás Mexico DF, quedó atrás la tierra de los murales de Diego Rivera y las historias de Frida Kahlo. Quedaron atrás las minas feas, el constante olor a cloaca mezclada con el aceite frito de las tortillas, quedó atrás Luisito Barragán, el Zócalo, la locura del metro, el constante sonido de los vendedores o el organillo de un señor de traje militar que toca mientras otro igualmente vestido pasa con su gorra, y un montón de cosas más. En este momento me encuentro tirado en mi cama, en la habitación 409 con una pequeña ventana desde donde se ve el Malecón, pero les voy a contar algunas cosas de la tierra del picante.
No sé porqué pero el atrofio cerebral que tengo y que ustedes conocen acá ha empeorado. Desde que salimos de Montevideo que no logro retener un solo nombre, una sola palabra, me las olvido y confundo. Por ejemplo, el Malecón de Cuba (su rambla) para mi es Macondo! Se ve que por acá vivieron los Buendía o las imágenes de la Habana me hacen acordar mucho a algunas partes de lo que yo imaginaba como Macondo, no lo sé, pero así es. También quería aprovechar, aunque no tiene nada que ver, para agradecerle a todos aquellos que me escribieron. Sigan haciéndolo, los leo toditos, solo que no me da ni el tiempo ni la conexión para responderles individualmente, pero recibir sus mails me hace muy bien ya que me hace sentir que los tengo cerca en esta vorágine de días y noches que se están pasando, una tras otra sin parar y a un ritmo frenético.
Dicho esto, les cuento que los últimos días en México fueron muy productivos al igual que los anteriores, solo que hubo algunas cosas que las hicieron muy especiales. El penúltimo día salimos de mañana tempranito con Popi, Santi Hernandez, Santi arquitecto, el Marto, Lilou y Laurita hacia la biblioteca Vasconsellos del DF. No puedo evitar hacer el siguiente juicio de valor. Al menos para mí, se trata de la mejor obra de arquitectura contemporánea de México, y seguramente lo mejor que ha hecho el arquitecto Kalach. Se trata del edificio cuyas fotos subí la última noche en México. Fue un rato largo que estuvimos recorriéndolo como enfermos, atónitos, sacando foto tras foto mientras la gente estudiaba en un lugar que es la envidia de cualquier uruguayo. De este modo, la mañana arrancó de manera excelente. Contentos y satisfechos salimos de la biblioteca para tomarnos el metro el cual ya dominábamos a la maravilla para juntarnos con los docentes y el resto del grupo para ir a ver una de las obras de Barragán. No pregunten cómo pero terminamos tomándonos el metro hacia el lado equivocado y terminamos en la universidad, ósea en la loma del orto, por lo que ya no teníamos chance de llegar a donde estaban el resto. Ahí fue el turno de mi capricho, estaba emperrado en ir al convento de las capuchinas de Barragán, obra de arquitectura espectacular y emotiva que uno debe ver antes de irse de México. Decidimos tomar el camino, tomándonos un camioncito ya que estábamos fuera del circuito del metro. Luego de preguntar a varios del "camioncito" nos bajamos y caminamos unas cuadras con la piel erizada porque estábamos cerquita de una obra muy especial. Llegamos, vimos el número de puerta y no lo podíamos creer. Mientras los chiquilines sacaban fotos de la vereda de en frente, yo me colgué del timbre, pero para mi sorpresa no salió una monja sino un bigotón lleno de pintura.
- Buenos días señor. Nosotros somos estudiantes de arquitectura de la facultad de Montevideo, Uruguay y queríamos pasar al convento si es posible.
- (Cara de confundido con una sonrisa ridícula) No, no es posible.
- Pero por qué?
. Es que las hermanas están de retiro, porque terminó la semana santa y hasta Mayo no se aceptan visitas.
- Pero señor, le explico, nosotros venimos desde Montevideo, Uruguay y nos vamos mañana. Es muy importante para nosotros poder ver esta obra.
- Es que las hermanas están de retiro, porque terminó la semana santa y hasta Mayo no se aceptan visitas - Pero qué le pasa a este pelotudo pensé yo, que repite todo?
- Bueno, podría hablar entonces con alguna hermana, alguna autoridad? - mientras el Marto le decía que la fe movía montañas y el resto le repetían de manera desordenada que veníamos de Montevideo.
- No, es que las hermanas están de retiro... - Y la concha de tu madre! Dejá de repetir la misma boludez (pensaba yo). - Vuelvan a las 4 si quieren que alguna capaz que los atiende - a todo esto eran las 12:30!!!


Podría seguir hablando horas de las obras, como por ejemplo la iglesia cuyas fotos verán pronto, pero eso los aburriría mucho, si es que no lo hice ya. Pero creo que era importante que pudieran recibir no solo un reporte de mi perspectiva en cuanto a lo cultural, a las comidas, la gente o las minas feas sino también al motivo principal de toda esta movida, lo que nos llevó a proponer hace más de 65 años el recorrer el mundo.
Yo seguiré escribiendo, ya que no puedo mandarles nada porque acá en Cuba no tenemos conexión ya que sale muy cara, así que seguramente apenas pueda conectarme les mande más de una crónica en un tiempo muy breve.
Salud Ali
2 comentarios:
Mi querido hijo me encanta su crónica . que ,linda feraces para saber puntas que no sabemos de los paieses visitados ( negro o blanco ) deseo todos suerte el mundo para ti y su compañeros
te quiero baba
Amir
Mi querido hijo me encanta su crónica . que ,linda feraces para saber puntas que no sabemos de los paieses visitados ( negro o blanco ) deseo todos suerte el mundo para ti y su compañeros
te quiero baba
Amir
Publicar un comentario