En todos hay un escritor. Por más escondido que este se encuentre. Algunas veces se manifiesta y quiere ser la voz de muchas voces y la de uno mismo. Ser testigo y narrador de nuestra historia, amigo y enemigo de nuestros miedos y alegrías, tratar a la realidad como una igual, subyugar lo indomable y liberar lo oprimido. Combatir la intolerancia en una guerra sin cuartel a palabra suelta. Desafiar a nuestra propia inteligencia y re-definir las reglas en las cuales se basa nuestra ya tan reestructurada sociedad. Pero lo más importante sea, tal vez, la indescriptible sensación que nos produce, el dibujar con nuestras palabras en la imaginación de otros.

Bienvenidos.

C.A.

sábado, 16 de abril de 2011

El bajón de escuchar Sui Generis y las variaciones climáticas…

El bajón de escuchar Sui Generis y las variaciones climáticas…
¿La feria del libro en Miami?…
Conversaciones con Nito Mestre…


Por Braulio Kröger




“Todas las desgracias de los hombres provienen de no hablar claro.”


                                                           Albert Camus




Recuerdo con cariño, en mis años de adolescencia, los fogones en las playas, junto a amigos, amigas, alcohol y estupefacientes. Recuerdo también que esta mezcla de ingredientes, necesitaba indefectiblemente una guitarra y un par de canciones de Sui Generis para bajonear la cosa y hacernos acordar que el verano era una cosita pasajera entre los inviernos que, a pesar de lo que dicen los equinoccios y solsticios, por el sur de Sudamérica empiezan alrededor de los meses de marzo-abril, con mucho olor a dictadura militar, tristeza y lluvias interminables.


Entiendo la postura valida de aquellos que romantizan la estación del frio con validos argumentos de “estufitas prendidas” y “acolchados abrigaditos” pero, estoy completamente seguro de que todas estas ventajas se van al cuerno, en el momento que recuerdo la siestas de enero con las ventanas abiertas, las cortinas bajas y el ventilador a máxima velocidad haciendo flamear mis testículos al ritmo imaginario de “las olas y el viento”.


Lo cierto es que aquel que me diga que para inyectar felicidad a su vida, en esos momentos grises de nuestra existencia, aprieta play y deja que la voz de Nito Mestre o Charly lo alegre con “Rasguña las piedras” o “Canción Para mi Muerte” es casi seguro que padezca de alguna especie de psicopatía masoquista extrema.


A través de los años y basándome en mis propias observaciones, también reconozco que este tipo de gente, como dice el buen Freud, son, en cierto grado,  sádicos declarados.


Más de una vez he visitado amigos o conocidos, que en días de clima poco favorable, entiéndase precipitaciones aisladas y/o frio extremo (para peor domingo de tarde) me han dicho: “Quédate un rato, preparo unos mates y escuchamos algo de música…” Dicho esto, se retira a la cocina presionando el botón de su mini, MP4, pasa casetero, dejándome solo en el living con: “Me echo de su cuarto gritándome…”


He terminado muchas de mis relaciones por menos que esto, y he tratado de eliminar gente como esta de mi vida permanentemente.


Creo que es válido mi punto y es difícil de objetar. Sui Generis es causante de un estado general de trastorno depresivo muy difícil de superar.


Gracias a los dioses del Olimpo de los cuales soy ferviente y devoto creyente, poseo una mente muy abierta que me permite comprender que no todas las leyes están cinceladas en piedra. Es posible cambiar nuestra manera de pensar y ver las cosas de una forma distinta. Obviamente, previa investigación y field research necesario.


Es así, que algunos años después de haber terminado mi adolescencia y ya entrado en mis veintes; por razones que no son necesarias de explicar, me encontraba estudiando comunicación en MDC, USA.


Tenía que cubrir, para una tarea de la escuela, la feria del libro en Miami y, la casualidad combinada con otras formas de energías misteriosas, hizo que Nito Mestre se encontrara en este evento, cantando los más famosos hits de sus años con SG. ¡Esto no puede ser! Pensé, estoy a unos 9000 kilómetros del Rio de la Plata.


La mezcla de curiosidad y masoquismo de todas maneras fue mucho más fuerte y entre en la carpa donde Nito estaba ya en medio de “Quizás porque”. A empujones y ademanes descorteces, logre llegar hasta la parte de atrás del escenario donde me deje caer al piso para sumirme en el pozo depresivo inherente y ya explicado…


Increíblemente, mientras esperaba que mi estomago se diera vuelta, mi cabeza comenzara a dolerme y la nariz a moquear con recuerdos de amores ochentosos no correspondidos, mientras veía caer la lluvia de invierno desde la ventana de mi cuarto, casi como un emo adelantado a su época. Me encontré en cambio, siguiendo el ritmo de la canción con mi cabeza, justo en el “peack” donde dice que no es un buen soldado etc.


La feria del libro claramente pasaba a un segundo o tercer plano… ¿A quién carajo le puede llegar a importar un montón de pelotudos vendiendo libros a precios de DVD?

¿Qué es esto? ¿Porque? Evidentemente algo muy extraño estaba pasando y no me estaba afectando solamente a mí. La gran parte de los espectadores, en su mayoría latinos, también seguían la cadencia rítmica de la música, no podía identificar a nadie sufriendo, con esa mirada retrospectiva y doliente.


Todo carecía de sentido, era la primera vez en mi vida que podía escuchar a SG y no sentirme como un trapo de piso del baño de un bar. Infinitas sensaciones recorrían mi cuerpo, no había venido preparado para esto.


Concentración…enfoque…profesionalismo…Era absolutamente necesario para mi conservar la calma y no empezar a los alaridos como un pobre trastornado, era más que obvio que había descubierto el antídoto para generaciones de escuchas que se verían beneficiados. Imaginaba las plazas, salidas de colegios secundarios, fogones en la playa, etc. Todos entonando tranquilamente “Mariel y el Capitán, importándoles poco o nada si la mujer se hace pate de hígado cuando su ascensor se desploma desde el cuarto o el noveno piso…


En un ataque de súbito descontrol me acerque al escenario y le grite: ¡Bien Nitoooooo! ¿Cómo lo haces? ¡Capo!


Seguí así hasta el final de la presentación, embelesado en una especie de nube, el clima en la cuidad mágica no podía ser mejor. El atardecer ya teñía al cielo de colores violetas y anaranjados.


Me acerque a Mestre y me presente, sabía que mi trabajo para la clase hacia un buen rato que, sino arruinado, se había desvirtuado lo suficiente.


“No puedo entender…” Le dije “En otro momento de mi vida al escuchar estas mismas estrofas hubiera tratado de auto eliminarme de maneras varias, pero sin embargo hoy, aquí, me siento igual que si hubiera estado en una gozadera a lo Celia Cruz…”


El artista sonrió, y en su gesto había una clara muestra de autosuficiencia combinada con un yo sé lo que está pasando. Cosa que me inquieto. Nunca dude de la capacidad ingénita que poseen las composiciones Garcia-Mestre de reducirnos a escombros emocionales. Sabía que esto se debía a un factor externo y la actitud de mi entrevistado me lo confirmaba.


“No hay tal secreto flaco.” Me dijo con toda naturalidad. “Es una cuestión climática, el trópico aísla e inhibe totalmente ese sentimiento inexplicable que causan nuestras letras y cadencia vocal.”


Así tan fácil se había desmitificado todo el tema, en vano fueron mis preguntas súper indagatorias con el fin de averiguar el motivo y razón causante de todo esto, si es que poseía algún tipo de estudio científico o equivalente, etc.


“Es así Flaco, no le busques explicación. Por eso ahora cuando toco le doy preferencia a lugares con climas que tengan un promedio de temperatura sobre los 25 grados Celsius.”






Me fui…desorientado, a editar lo mejor que pude la nota para presentarla a mi profesor, al cual le pareció un divague sin precedentes. Pero nada de eso importaba ya, todo había cambiado.


Con un fin investigativo, me sometí a varios experimentos durante los meses posteriores. Incluso llegue a encerrarme en mi casa durante los días de copiosa lluvia que castigan estos lugares y, tratando de simular el invierno, sometí al motor de mi equipo de aire acondicionado a una temperatura que rozaba los limites de cámara frigorífica. Escuchando una y otra vez el álbum “Vida” siempre con el mismo resultado. Una alegría esperanzadora e inexplicable.


Años después confirme que este fenómeno, no se limitaba solamente a Sui. En una fiesta de casamiento, celebrada en los jardines del castillo de Vizcaya, en el momento de que supuestamente comenzaba el jolgorio y la pachanga, la cumbia alegre y divertida fue sustituida por Patricio rey y sus redonditos de ricota…Vomite todo lo que había ingerido hasta el momento, causado esto en parte, por la alta cantidad de alcohol consumido por mi persona y por la sacudida emocional que imagine, le causaría al indio Solari ver prostituida su música de tal manera…ya nada sería igual, todo estaba perdido…Este repulsivo y pegajoso clima tropical…






BK.