Entreverada
en la maraña repugnante de consecuencias, malas y buenas, que trajo esta
campaña mundial para desenmascarar cobardes y pusilánimes, me doy cuenta de que
tengo que comprar una reposera nueva.
Esta
situación se presenta de manera poco práctica, ya que mientras escribo, sentado
en mí, ahora rota, silla, lo que sería un momento de relax en la playa después
de una sesión de surf, se transforma en un hecho de violencia hacia mi persona.
Un helicóptero
circunda el espacio aéreo inmediato y dos camionetas de la policía, repiten un
mensaje de exhortación a la población para que permanezcan en sus casas y así evitar
la aglomeración de personas, a escasos 5 metros de mi posición.
Triste
realidad, por varios motivos; el primero es que, en la playa del Pinar, en este
momento hay 5 personas, en un espacio que me animo a calcular como unos 2km
cuadrados, con una distancia entre cada uno de nosotros de, basado en los
mismos parámetros de cálculo, 600 metros.
Las huestes del flamante ministro del
interior, al cual los medios insisten en mal pronunciar su apellido, Larrañaga;
por más que él mismo, muy solapadamente, nos ha dejado saber que, la “L” suena
como una “D” apagada y la “RR” reproduce un sonido y entonación muy similar. (ðaðañaga).
Siempre estuve de acuerdo y apoyé el derecho
inherente a los individuos a llamarse y nomenclaturizarse como ellos deseen, y
no veo porqué, a este señor nadie parece respetarle, ni secundar su
reivindicación de identidad.
Decía
entonces, los marines uruguayos no cejan en su esfuerzo por repetir un mensaje
que claramente no está surtiendo efecto y que, tampoco aplicaría en el contexto
inmediato, aquello que trata de impulsar.
No solo no
puedo concentrarme en mis letras, si no que me invade un desasosiego profundo,
cuando veo lo ridícula que es esta situación, toda ella, y el obvio reflejo, de
nuestra y muchas otras sociedades ante las medidas impuestas para
salvaguardarnos de esta pandemia mundial.
Si han
llegado hasta este párrafo, creo que es mi obligación decirles que lo que sigue,
dista mucho de tener un tinte sarcástico, todo lo contrario, así tampoco lo
tuvo el contenido que lo precede, esto está ocurriendo en el mismo momento en
el que lo escribo.
(Voy hasta
mi vehículo a buscar mi tabla, ya que los ciervos públicos siguen con el
altavoz, vuelvo a las olas. Conozco sus rutinas, en breve el rancho estará
pronto y tendrán que ir a comer. El
helicóptero ya se retiró, me imagino un tema de costos).
*Gran
sesión de olas, el pico totalmente vacío, salvo por dos surfers que, por su
altura y rasgos generales, diría que tienen unos 12 años. Entraron a la
rompiente unos 30 minutos después de mí; tuve que explicarles el significado del
vocablo “exhortación”, ya que ante la repetitiva y monótona sugerencia de los,
nuevamente apercibidos policías, estaban considerando salir del agua.
Escucharon atentos y logré convencerlos. Compartimos las olas durante 3 horas
más, siendo cuidados por los efectivos que velaban por nuestra seguridad desde
las orillas del rio de la plata.
(Nuevamente
en mi reposera averiada)
Los
problemas no empezaron en China, o cuando, como enajenados buscaban al paciente
cero. No, todo empezó a reventarse cuando el idiota original, el imberbe mal
nacido, que algunos círculos de gente que conozco, SI, están tratando de
localizar, creo el Hashtag #quedateencasa.
En ese
momento, la salva de tarupidos y cobardes a los cuales poco y nada les ha
pasado en su vida de sillones y experiencias adquiridas por osmosis de otros que
sí, vivimos la vida sin miedo, comenzaron a tomar control de la realidad y
transmitir, como nunca antes, sus miedos y falsa moral, solventados por estados
que, en algo solo equiparable a una verdadera pandemia, se dejaron convencer
por una OMS geriátrica y con la misma credibilidad que tienen hoy las naciones
unidas.
No puedo,
ni estoy dispuesto a seguir viviendo en un mundo controlado por una caterva de
temerosos capones. El universo entero parece haber sido tomado por los que se
sientan en la tribuna de los esfínteres fluctuantes. (No hay necesidad de
aclarar que tribuna de nuestro estadio centenario es esa, todos sabemos cuál
es, incluso los que calientan sus nalgas en ese asfalto y tal vez ni eso,
porque seguramente se llevan un almohadoncito).
Por ahí leí
un pasaje de un tal Gustavo Berriel que dice:
“Miles de
Personas alrededor del mundo estamos sintiendo que hay algo “raro” con la
presente pandemia del CV. La cosa adquiere realmente, por momentos, rasgos de
“ingeniería social”, en cierta clave “orwelliana” (1984)…Ojo con la atmosfera
de opinión fascitsoide de “pensamiento único”, que se va instalando, con
vecinos vigilando a vecinos y un intento creciente de censura de cualquier tipo
de opinión “rara” sobre el tema.”
A pesar del
uso exagerado de comillas inciertas, el mensaje es claro y repercute, como
resultado de un proceso natural, al cual todas las personas con cierto nivel de
sentido común han llegado.
No es
necesario tener una maestría en virología o en su defecto economía; para hacer
una simple línea de razonamiento de que, si la única opción para salvarnos de
esta horrorosa peste es la cuarentena total por tiempo indeterminado con ningún
tipo de plan de acción asociado, de absolutamente ninguno de los gobiernos
afectados en mayor o menor grado. La conclusión es una obviedad sobrentendida.
De una manera u otra vamos a morir o, en el mejor de los casos, salir muy mal
parados de esta situación.
Es hora de pasar a los hechos, y salir un poco
de las opiniones, de la que soy una bóveda repleta de ellas.
Por un
lado, tenemos a una OMS, que parece estar gozando obscenamente de una situación
que por primera vez en la historia la sitúa como un órgano al cual los gobiernos
parecen escuchar. (Si tienen tiempo y voluntad, los invito a revisar la
historia, penosa, de esta organización y su directo organismo fundador)
Esta
versión de los hechos es la que todos conocemos, o al menos la realidad
impulsada por la institucionalidad, la historia oficial, la línea narrativa que
dispone de todos los recursos. Los mercaderes del miedo se agarran a esta
distopia plagada de agujeros para crear una sensación de constante
incertidumbre. No es mi interés ahondar en el análisis de opinión, de algo en
que estoy totalmente en contra, considero que haberle dedicado el párrafo
anterior fue suficiente.
La narrativa
alterna, la cual está conformada y formada, por autoridades de los diversos
campos a los que este disparate afecta, tiene una marcha y estética diferentes.
No apuesta al horror ni al manoseo de la privacidad de nadie porque decidió
salir a caminar por la playa o saco a sus hijos al parque. Explica y demuestra
con hechos basados en realidad, no en proyecciones, siguiendo el único proceso
por el cual, la ciencia, le ha pasado siempre el trapo a la religión por ende
al miedo, el método científico.
En las
redes, hay varias personas que están compartiendo fuentes argumentativas a
esta, por llamarla de alguna manera, versión alternativa de los hechos, pero,
sin duda Aldo Mazzucchelli es una de las voces que, en las plataformas sociales
ha realizado un trabajo, a mi entender, consciente, extenso y por sobre todas
las cosas desinteresado, sobre la más que obvia realidad de los acontecimientos.
Desde
transcripciones, traducción de notas y escritos, a simplemente compartir
distintas fuentes, sin importar la tendencia, pero sí el contenido, ya que, y
esto les dolerá a muchos, uno no puede ni debe dejar de lado ninguna fuente de
información solo por el hecho de no estar de acuerdo ideológica/filosóficamente
con ella. De hacerlo, a modo de ejemplo, podríamos dejar de lado a Copérnico o
Galileo, simplemente porque mi realidad no se ajusta ella… espero que no
piensen distinto de los creyentes después de leer la anterior frase. No son los
únicos, también en las ciencias sociales tenemos sacerdotes y feligreses, pero
es otro tema, igualmente de repugnante y extenso.
Retomando,
entre el material compartido se encuentra una entrevista con el Doctor alemán Knut
Wittkowski, una de las tantas autoridades que están respondiendo e informando
de la forma en que muchos, esperábamos de la comunidad médica.
En breves y
resumidas palabras, el concepto que este especialista en bioestadística y
epidemiologia, nos ilumina con lo siguiente. Como en absolutamente todas las
enfermedades respiratorias, a los que más debemos cuidar es a las personas
mayores y/o aquellas con precondiciones existentes. Ya que la tasa de
mortalidad de estas enfermedades se alinea a las del COVID-19.
El otro
punto interesante y que coincide con otros especialistas es el tema del
aislamiento, el mismo nos dice, contribuye a una aceleración del contagio y
enlentecimiento de la desaparición usual de este tipo de enfermedades.
(Determinada en 4 semanas)
La
suposición, equivoca, es que hay que “aplanar la curva” de contagio, cuando
siempre, en este tipo de pandemias (sí, tenemos pandemias siempre) la
estrategia ha sido la contraria. De esta manera, con el aplanamiento de la
curva, la exposición del virus se incrementa y mantiene al mismo saludable por
mucho más tiempo.
Entre otros
datos reveladores, afirma, sin ningún tipo de duda, la fatal inferencia
gubernamental global, que como sabemos, históricamente, es el origen de casi
todas las desdichas de nuestra estólida humanidad.
Por último,
desmitifica la tasa de mortalidad, con una regla de 3 simplísima. Algo que
cualquiera de nosotros podemos hacer.
Nunca será
lo mismo medir el resultado de algo basado en la muestra sesgada de un total.
Si mi dividendo no es la suma real de contagiados y mi divisor tampoco es el número
real de decesos, mi cociente solo será un numero aleatorio con fines
propagandísticos.
Facilito,
para aquellos que hablan el idioma del Empire State, la entrevista completa.
Me aburrí, después de 5 horas en la playa
vuelvo al lugar donde me estoy hospedando, los ciervos públicos, se retiraron
hace largo rato.
La ecuación
del miedo es simple, infalible y funciona de manera lineal, irrazonable. Si yo
tengo miedo, todos deberían tenerlo, entonces aquellos que no lo tengan deberán
sufrir persecución y amenazas, entonces... miedo. En palabras de Zach de la
Rocha, inspiradas estas en las de Noam. “Fear is your, Fear is your,
Fear is your only god.”
Todo
tristísimo, es como vivir en la distopía del reino de los cagones.
Para ese
grupo simpático de seres a los que les gusta establecer analogías futboleras
para todo lo que acontece en sus pobres vidas, la frase anterior se reduciría a
un simple: Brasil nos volvió a ganar por goleada, si, orientales, hoy somos más
cagones que el pueblo más cagón de la tierra.
Brasil, hoy
gobernado por un prototipo que parece tener cierto auge en el mundo
despreciable de la política, se caga en los lineamientos y procede a llevar una
vida mucho más laxa al enfrentar a esta “gripe con marketing” como la llaman en
la cúpula del poder, de esta colonia portuguesa.
Este gran
asentamiento con ínfulas de república federativa tiene una población de 210
millones de personas, y esta terrible pandemia les ha costado 5000 muertos *
*Datos al
9/5/2020
Comparativamente
con años anteriores, Brasil, esta experimentando una baja en decesos con
respecto al último lustro.
Al que le
interese y tenga deseos que se proyecten más allá del de re-postear noticias
de otros en sus muros, pueden encontrar estas cifras en las páginas
gubernamentales de este rancherío que ocupa media Sudamérica.
Pero, claramente, este último ejemplo solo
demuestra que, debido a que la dirección de un país es precedida por un incapaz,
todos vamos a morir y, por suerte nosotros no, ya que las medidas de
aislamiento que nuestro gobierno adopta, etc. etc.
El otro
recurso más común, para desacreditar a aquellos países que no se alinearon a
los zoquetes de la OMS es el de usar de ejemplo a modelos similares, como USA y
UK. ¡Y miren como están! Fosas comunes, y gente muriendo en las calles, y no
hicieron caso y…
Todas estas
escuelas de pensamiento se basan en politizar las decisiones en izquierdas y
derechas, azules y rojos, conservadores y liberales. Volviendo nuevamente a
dejar de lado, en un ostracismo digno de simios con metralleta al único método
que debió de ser aplicado desde un principio. (Método científico)
La
investigadora Priscilla Wald, en su papel “Contagious: Cultures, Carriers, and
the Outbreak Narrative” publicado por Duke University Press. *
*Contagio:Culturas,
Portadores y la Narrativa del Contagio.
Observa y
establece, que la ciencia, a partir del descubrimiento de la bacteriología y su
posterior desarrollo, destrona a la iglesia como la voz portadora de
conocimiento en referencia a contagios y orígenes de las pestes. Es decir,
sustituye el mito por ciencia y de esa manera se establecen los cimientos de
las prácticas y narrativas de cuidados y tratamientos que conocemos hoy. El problema
surge cuando los jóvenes Estados, adoptan estos nuevos conocimientos, crean
agencias y ministerios, pero, no se puede deshacer totalmente del mito
establecido por los órganos de control eclesiástico durante tantos siglos.
Esto,
politiza y le da tonos de pertenencia a las pestes y enfermedades.
Primeramente, la más notoria es, sanos y enfermos, pero también, genera
comportamientos que van de la mano con clases sociales, racismo, nacionalismo
extremo etc. El autotest más claro y eficaz que podemos realizarnos es
preguntarnos qué imagen aparece en nuestro imaginario, cuando tratamos de crear
en el concepto de India o China, o el sentimiento que nos produce, sobre todo
este último país, después de tenerlo como “sitio 0” de este último brote de
SARS.
Parecemos
no ser capaces de incorporar que incluso estando diametralmente en mundos opuestos,
filosófico-políticos, hay estados que pueden estar haciendo las cosas
diferentes y obteniendo un mejor resultado que aquellos que se deciden por
acatar los disparates basados en las proyecciones de la OMS.
México,
Japón y Suecia, se encuentran entre los países que optaron por llevar, también,
una estrategia menos agresiva y los resultados están al alcance de todos en las
páginas oficiales de estas naciones. (Paginas oficiales de organismos
estatales, NO medios de prensa.)
Cualquiera
puede establecer la abismal diferencia entre USA y Suecia, así como entre
Brasil y Japón.
Volviendo a
la ecuación del miedo, parafraseada anteriormente, el relato no puede existir y
menos sostenerse, si no tiene seguidores, y menos aún, si es desafiado con
argumentos que lo vuelven invalido, es decir pasa al plano de lo irreal.
El estado y
sus instituciones, como principales porta estandartes de esta construcción, no
pueden permitir detracción, bajo ningún concepto, sea esta pandemia o negar que
se asesinaron inocentes, cometieron magnicidios o que la democracia es una
maquinaria que se sostiene con la contribución de grandes capitales a
organizaciones políticas que firman un contrato de dependencia y retribución de
favores… ¿ese es otro tema? No, pero si demasiado tangencial para el que hoy
estoy tratando de bajar.
Decía, el Estado,
baja sus lineamientos, obedeciendo las condiciones impuestas por la OMS.
El Estado
pregona terror y pone en movimiento las pertinentes medidas para ajustar ese
pánico, ante aquellos que no se adhieran. (Esto lo hace siempre)
La
sociedad, presa de este falso sentido de protección que brinda una corporación
como lo es el Estado, acata y se vuelve en contra de todo aquello que desafía
la versión oficial, lo vuelve “el enemigo”, “Los irresponsables”. Acalla y
desacredita con una fe casi doctrinal cualquier tipo de argumentación que se le
intente tirar delante de sus ojos vendados.
Ante la
mecánica del debate, surgen, las corrientes de noticias falsas.
Esto es un
signo de nuestros tiempos, más que nunca, las “fake news” están al alcance de
todos, no solo la posibilidad de consumirlas, sino también, la capacidad de
generarlas. Las materias primas están a la disposición, de cualquier gaznápiro
con un mínimo de 150 gramos de masa cerebral. Que sin ningún tipo de resabio de conciencia
será capaz de generar, alguna vez en su vida, al menos una línea de noticias
falsas. Si yo lo he hecho alguna vez, ya que soy una persona carente de
cimientos morales, imagínense lo que puede llegar a crear alguien peor que yo,
y con una reserva de capital que no esté sujeta a un único ingreso, resultado
del tráfico de órganos, como si lo está, la economía de quien escribe.
Durante
esta “pandemia”, hemos visto desde enterramientos masivos en New York, hasta
seguir esperando la segunda ola, de la segunda ola, de la segunda ola, de la
segunda ola, que va a ser peor que la segunda ola.
Mata sanos
de una tristemente célebre mutualista, rasgándose las vestiduras, compartiendo
audios desde el 103, de cómo los hospitales estaban saturados de gente
muriéndose sin gasas sin respiradores, sin médicos, sin…enfermos.
Hospitales
de campaña, construidos en el central park que debieron ser desmantelados ante
la falta de pacientes.
Videos
inspiracionales donde te muestran cuanto son 100 personas, de las cuales, VOS,
dijiste que “solo tenemos 100 muertos” SO RE TE, mira, acá tenes 100 personas, incluyendo
niños, entre ese grupo… ¿No te da pena? ¡Obvio que no! ¿Sabes por qué? ¡Porque
sos una escoria! (No recuerdo bien el dialogo, pero esa era la estética
nauseabunda del video publicado por uno de los tantos carcinomas malignos que
tienen una cuenta en las redes sociales y publican cosas)
El
campanazo, por el cual la manada de cagones mundiales tuvo que salir a comprar
papel higiénico para abastecerse precavidamente, ante los raudales de materia
que sus cuerpos secretarán como resultado de su condición, es la prima dona de
los miedos intrínsecos que convive con nosotros desde que pensamos que sabemos quiénes
somos, la muerte y, en este caso, los números de muertos.
En párrafos
anteriores, parafraseo los números de fallecidos en Brasil, observando que las
muertes por enfermedades virósicas presentan una mejora en el último lustro. Obviamente
para los traficantes del miedo, este ejemplo no sirve, Brasil no observó una
prohibición social a raja tabla, gracias a varios factores todos ellos muy
brasileros, y según la narrativa establecida, su número de decesos es casi una
consecuencia meritoria por no acatar los lineamientos de la OMS.
En cambio,
si vamos a España, este sí, fue un estado que salió con toda la fuerza de su
lamentable y rica historia plagada de malos pasos y monarquías que aun hoy conservan
su triste y vomitiva figura. Reprimiendo a una población mayormente temerosa y
católico cristiana, que obedeció las reglas impuestas por las mismas
instituciones que los obligo a vivir en una de las dictaduras más largas de la
historia. Ellos si, según los medios de prensa, sufrieron pérdidas humanas como
nunca antes en la historia de la humanidad, los hospitales repletos de personas
muriendo, ahogadas, no nos olvidemos de los niños, los niños siempre rinden en
la ecuación del sufrimiento y la empatía.
¿Es esto
así? Parecería que no. Según los números
extraídos del instituto de Salud Carlos III (Carlos III????) a este país le fue
mucho mejor en Diciembre-Marzo 2019-2020 que en el mismo periodo,
2014-2015. Es más, en diciembre 2019, se
registraron menos decesos que en los previos 6 diciembres. La información esta,
donde debe de estar, búsquenla. No recuerdo a los canales de noticias, mostrar
imágenes de centros de salud, colmados en su capacidad, como suele ocurrir,
todos los años.
Italia, ah
sí, il bell paese, en absoluto la dejé
para lo último por un tema de preferencia, tan solo fue aleatoriamente, ya que,
en lo personal, nada de lo que pasó en Italia merece una sola primera plana, al
menos no la retórica inmunda que eligieron los medios de comunicación.
En Italia
la construcción del miedo se desarma muy fácilmente, los números se repiten, en
el periodo 2016-2017, Italia registró aproximadamente la misma cantidad de
muertes que por el COVID-19 2019-2020. Promediamente, en los últimos cuatro
años, las cifras muestran 17.000 muertes por enfermedades infecciosas, de
acuerdo con una investigación publicada por el International Journal of
Infectious Diseases, para el país con forma de bota.
Sin
embargo, la prensa, usa los datos irrefutables, y los dibuja al servicio del
relato que vende más. Sabido es que nada podemos esperar de ellos, en cambio
creo que todos esperábamos mucho más de los médicos. Pero, salvo por algunos
dispersos por el mundo, los cuales han sido perseguidos, censurados y
ridiculizados, la media normativa ha sido, y me remito a los inimputables del
sindicato médico del Uruguay como ejemplo, pedir la cuarentena obligatoria. Basados
en un razonamiento que me atrevo a decir, con el mismo atrevimiento e
ignorancia que los miembros de esta agrupación usaron para pedir una medida tan
impracticable, que solo podría ser considerada como inteligente si hubiera sido
formulada por una ameba a la cual por alguna casualidad cósmica se le hubiera
dado la capacidad de hablar. Tal vez, no esta tan lejos de lo que pasó…
Datos/Daños
reales…Pestes…Flexibilizaciones
Ahora sí,
las verdaderas muertes y consecuencias de esta pseudo pandemia.
- 80% de la fuerza laboral del mundo afectada.
- Alto impacto en el ámbito microeconómico. (En algunos mercados se calcula en 7 trimestres, la recuperación, a niveles relativamente equivalentes a los de antes de la crisis)
- Desocupación en niveles superiores a los que los estados pueden cubrir con seguros de desempleo
- Flexibilización de las condiciones laborales.
- Incremento en muertes derivadas de la falta de atención ocasionada por la cuarentena. (En el estado de Nueva York, las muertes por deficiencias cardiacas se incrementaron en 800% angioplasty.com)
- Implementación de un nuevo régimen de miedo, distanciamiento y vigilancia.
Como notarán,
el tono y la estética de esta crónica reflexiva es condescendiente, y no se
equivocan, nadie pretende convencer o demostrar con irrefutable argumentación
estos hechos. Como tampoco pretendo explicarle a un terraplanista su incapacidad
cognitiva, ni aquellos que creen en las instituciones, su pequeñísima visión
del mundo.
Claramente,
esto es una guerra en la cual hay que destruir a todos aquellos imberbes que,
teniendo las pruebas en frente de sus narices, de todas maneras, eligen la
versión de los medios y los estados como empleados sacerdotales de éstos.
Dejando que el miedo, el caos y el horror que les infunde la idea de desafiar
lo que dice el hermano mayor, nuble, en el mejor de los casos, una de las
mejores cualidades que supimos tener los seres humanos, el resistir los estatus
quo y las doctrinas, la curiosidad por una visión diferente de algo que hasta
ese momento tenía una explicación grabada a fuego en nuestras conciencias. Eso
estimados, esa gente que cada vez, es más, hay que eliminarla…en el mejor
sentido de la palabra, hacerlas vivir en el ostracismo de sus propias ideas,
ridiculizarlos cada vez que las esgriman.
Sin
cuartel, sin prisioneros, nuestra cada vez más reducida libertad, va en ello.
BK.