En todos hay un escritor. Por más escondido que este se encuentre. Algunas veces se manifiesta y quiere ser la voz de muchas voces y la de uno mismo. Ser testigo y narrador de nuestra historia, amigo y enemigo de nuestros miedos y alegrías, tratar a la realidad como una igual, subyugar lo indomable y liberar lo oprimido. Combatir la intolerancia en una guerra sin cuartel a palabra suelta. Desafiar a nuestra propia inteligencia y re-definir las reglas en las cuales se basa nuestra ya tan reestructurada sociedad. Pero lo más importante sea, tal vez, la indescriptible sensación que nos produce, el dibujar con nuestras palabras en la imaginación de otros.

Bienvenidos.

C.A.

viernes, 3 de mayo de 2019

Diario intimo. Belén Haymes.


La niña que habita allá en lo último de mis entrañas, me dio su permiso para publicar un fragmento de su vida que tuvo lugar para ser exactos, en el año 2011.


“Octubre 15.
Hace pila que no uso mi diario íntimo, primero porque ya creo que estoy grande. 
El año que viene ya entro al liceo y dicen que desde ese momento te cambia la vida, tus amigos de la escuela apenas te van a saludar y tenés que prestarle atención a 12 boludos, usar lapicera y un montón de estupideces más que dice mi madre.
Re cualquiera, mis amigos son mis amigos y lo van a seguir siendo para siempre aunque ahora que pasó esto como que tipo me siento re sola y los necesito.

No sé si quiero escribir esto porque todavía siento que fue un sueño y escribirlo lo va hacer real. 
Capaz que en unos años alguien lo encuentra y hace una película, yo no creo que lo encuentre porque no sé qué voy a hacer, no paro de pensar en terminar con este momento de mierda.
Resulta que la otra vez a la salida de la escuela todo normal, el tipo de las manzanas acarameladas como siempre y los auriculares enchufados, porque me voy sola y me da asco lo que me grita el obrero de la esquina de casa. En una de esas veo que mi madre me vino a buscar y no entendía nada, pensé que en una de esas había quedado para algún casting de actuación y nos teníamos que ir a Montevideo, pero nada que ver, ni me hablaba. No le di bola porque me gusta estar en mi mundo, yo me pondría los auriculares hasta en un asado familiar.

Cuando vi que llegábamos a la casa de mi padre se me paralizó el mundo, pensé que sí o sí se había muerto alguien, tipo re cualquiera, jamás haría eso, lo primero que pensé fue en mis abuelos, mi miedo más grande, que se me mueran la nana o el tata.
Ese pensamiento se hizo muchísimo más grande cuando entré y estaban todos llorando y ahí me quebré, pero de la felicidad porque mis abuelos estaban ahí, aunque seguía sin entender nada.

Me dijeron que prendiera la computadora y ahí me cayó la ficha, no quería, se habían enterado, la que se me iba a venir. Me acuerdo de haber cambiado la contraseña de fb para evitar este momento porque era muy evidente, nacional123 o algo de eso, me hubiera hackeado cualquiera de los pendejos de mi clase o los de 6to A, lo que me olvidé fue de esconder bien el papel donde la había anotado. Fue mi culpa por no haber ocultado bien las cosas. Culpa mía porque mi madre no confía en mí y si vienen 500 pesos de internet algo raro hay, culpa mía porque acepté a un pibe de 23 años que no conocía. Vamos, quien no tiene a alguien en facebook que no conoce? Y me dijo que capaz que para que el que me gusta me diera bola, le tendría que mandar una foto mía en bombacha. Según él tengo casi 11 y ya tengo tremendo lomo, y por como hablo y la cabeza que tengo parezco más grande.
En una de esas capaz tiene razón, yo no me acuerdo de llegar de la escuela a tomar la leche y mirar Casi Ángeles, me acuerdo de sacarme la túnica y la moña deshecha para tener que hacerme cargo de situaciones de mierda, a pensar como un adulto. Estar atenta a que nadie me vea los brazos todos cortados, de ultima puedo encajar que me arañó el gato de la vecina o que pelotudeando me enganché con el tejido. La verdad es que no tengo gato, pero nadie se da cuenta, y tampoco tengo tejido con alambres de púa pero bue, mentiritas piadosas, mirada de angelito y nadie se da cuenta.

En fin, ese día un quilombo, mentiras por todos lados y muchas más cosas que nadie se da cuenta, como que voy a llegar a mi casa y mi madre no se va a dar cuenta que le voy a agarrar una gillette la voy a romper y me voy a dibujar un caminito vertical en la muñeca, como una foto que vi en fotolog y me voy a acostar a dormir, o que cuando el abuelo no esté voy a agarrar la pistola que tiene escondida que todos sabemos que no tenemos que tocar nunca. O me rateo un día de la escuela y me cuelgo de algo.

Nadie se va a dar cuenta, porque no quiero que se den cuenta, porque ya sé que es mi culpa. Soy una decepción, no quiero que carguen más con la pendeja de mierda que miente que va a lo de las amigas y se va a la plaza, que la llevan a la matinée y vuelve toda pinturrajeada, mis padres no se dan cuenta que les digo que el otro me dejó salir cuando no fue así y los dos están de acuerdo con algo que jamás fue cierto, que pasa todo el día en la computadora y en el carné tiene bueno regular, que no salió abanderada ni en pedo.

Dijeron de hacer una reunión con la maestra, la directora y los padres de mis amigas y no se van a querer juntar más conmigo, eso también va a ser mi culpa y me la banco, nadie se merece una amiga así. Cuando mis primos se enteren, mi culpa y cuando los amigos de mi padre.. Como dijo él: “van a pensar que sos una puta”, y también va  ser mi culpa, no tener más facebook hasta que sea mayor de edad, mi culpa, ser la decepción de la familia, mi culpa, si abro las piernas y tengo un hijo a los 13, mi culpa, si voy de pollera a la escuela y el obrero me grita algo, mi culpa.
A veces pienso, si a los 11 años tengo un millón de culpas, no quiero llegar a los 20 y tener el doble de culpas, la verdad loco que vida de mierda, pero, ¿adivina de quien es la culpa?”

                                                                       ***

Y en realidad nunca lo fue, el delito es responsabilizar la inocencia, culpar a la víctima, aprender a boxear contra la pared y un montón de años, para sacarse esa mochila.
Hace falta empatizar y darse cuenta de que tristemente, hay un montón de diarios íntimos en el mundo, se necesita que se hable, que se concientice y se deje de encubrir por vergüenza realidades familiares.
Educación y cariño.
Lo apacible de encontrarme con todo eso después de mucho tiempo, incluso después de aprender a vivir con la existencia de uno de mis miedos más grandes. 
Poder entender que ser mujer no te hace culpable de nada…
Ser una niña, mucho menos. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

esta niña le hace bien a su blog muchachos. abrazo