En todos hay un escritor. Por más escondido que este se encuentre. Algunas veces se manifiesta y quiere ser la voz de muchas voces y la de uno mismo. Ser testigo y narrador de nuestra historia, amigo y enemigo de nuestros miedos y alegrías, tratar a la realidad como una igual, subyugar lo indomable y liberar lo oprimido. Combatir la intolerancia en una guerra sin cuartel a palabra suelta. Desafiar a nuestra propia inteligencia y re-definir las reglas en las cuales se basa nuestra ya tan reestructurada sociedad. Pero lo más importante sea, tal vez, la indescriptible sensación que nos produce, el dibujar con nuestras palabras en la imaginación de otros.

Bienvenidos.

C.A.

lunes, 28 de septiembre de 2015

DEL 6B AL 3D: ASIMETRÍAS DE UNA CARRERA MORIBUNDA.

Cuando me quise dar cuenta estábamos haciendo un guiso sonoro. No solo habíamos mendigado puerta por puerta a los vecinos para juntar papas, boñatos o lo que pudiera terminar dentro de una olla, sino que ahora teníamos a un pelotudo – porque no se lo puede llamar docente – revolviendo la olla y poniendo un micrófono en ella para que los vecinos pudieran oír el sonido del guiso por un mini parlante, y así ser partícipes de nuestra “intervención urbana”.

Las épocas cambian, y los factores que afectan los distintos procesos van moldeando diversas realidades de estos procesos, pero las cosas que están mal se mantienen a pesar de todo.
Cuando allá por el 2004 uno empezaba su odisea en la facultad de arquitectura de la Udelar, confiaba en la facultad, en que lo aprendido en ella sería útil para la formación profesional, y que a diferencia del liceo – donde uno tenía todo tipo de materias generales –  la facultad lo formaría a uno en lo que la carrera requería. Punto de vista iluso quizás, pero uno no tenía experiencia en esto de las universidades, ¿vio? Pero además estaba ese pavor por los presuntos catorce años que uno pasaría en la academia antes de graduarse como arquitecto. Ese era entonces el promedio de años que le llevaba a la gente recibirse de arquitecto.

La realidad en ese entonces decía que éramos una facultad con un crisol de estudiantes de diversas clases sociales y económicas. Había gente de poder adquisitivo muy bajo, otros del otro extremo y muchos otros de un poder adquisitivo medio. Había hippies, chetos, hippie-chetos, metaleros, ejecutivos de traje, rebeldes, rastas, ex estudiantes de a Iec, faloperos y todo tipo de estudiantes que uno se pudiera cruzar. La realidad también marcaba que la mayoría teníamos que laburar para poder estudiar, pues recién veníamos de una de las crisis más jodidas de las últimas décadas y la cosa estaba brava. Tan brava que los cupos de las materias era un fiel reflejo de la situación, pues más de una vez quedó uno libre en todas las materias, sin poder cursar absolutamente nada por un semestre entero. Esto último, sumado al ingrediente clave que era laburar ocho o nueve horas al día, contribuía a la fama bien ganada de carrera eterna que tiene arquitectura.

Por aquellos años la gente fumaba en clase y a aquellos que no fumábamos nos daban ganas de reventarle la cabeza contra la pared a todos esos hijos de puta que se cagaban en los derechos de los que no teníamos ganas de respirar humo, encerrados en un salón con cincuenta compañeros y docentes, con todas las ventanas cerradas en pleno invierno. Más de una vez me tuve que ir de clase por no soportar el ataque constante del fumador que se caga en tus derechos. Pero eso cambió, pues cuando llegó el jopo al poder mandó el decreto y se terminó la pavada… bue, en parte, pero al menos ya no se fumó más en clase.

Más allá de estos pequeños detalles y muchos otros que escapan al alcance de esta insignificante reflexión, con el pasar de los años quien escribe fue cayendo en la cuenta de otras “no tan pequeñas” cosas que suceden en nuestra institución académica. Ya más maduro, y por qué no también más duro por el desgaste provocado por los años consecutivos de laburo y estudio, las incoherencias internas de la facultad rompían cada vez más mis ojos. Digamos que fui de los últimos de facultad en hacer una entrega final de taller a mano, pero incluso yo era consciente de los drásticos cambios que habían ocurrido en los sistemas de representación gráfica en la arquitectura en menos de diez años. Mientras los que dibujamos a mano nos convertíamos en una especie en extinción, nuestro flamante plan de estudios le dedicaba cuatro semestres enteros, a una materia llamada “medios y técnicas de expresión”, en criollo: dibujo, dibujo a mano. Sin embargo no había entonces – ni ahora – un solo minuto del programa curricular dedicado al diseño digital, dicho sea Autocad y sus complementos. Para ello, todo estudiante debía y debe invertir miles de pesos en un curso en alguna institución privada. En estos tiempos, esto es el equivalente a que en la facultad de ingeniería dieran cursos sobre cómo usar un ábaco de madera – de esos que teníamos en la escuela –, pero para aprender matemática los estudiantes tuvieran que pagarse sus cursos privados. Agreguémosle a esto que el módulo cuatro de Medios y técnicas de expresión terminó siendo una gran farsa, sin programa donde los futuros arquitectos del país teníamos que incursionar en métodos de expresión alternativos sobre una temática libre. Nosotros terminamos haciendo un video con una entrevista cuyo nombre fue “del 6B al 3D”. A eso le dedicaba su tiempo quien escribe, mientras no podía quedar reglamentado en otras materias como Construcción y luego de laburar durante todo el día tenía que bancarse semejante pérdida de tiempo en vez de estar aprendiendo como levantar un muro de ticholos.

Muchas maquetas se entregaron, noches y días de frustración fueron forjando una costra de defensa contra la adversidad, y entre fotocopias en blanco y negro y presentaciones de powerpoint nos fuimos haciendo arquitectos. La época de bonanza en el país tuvo sus consecuencias en la facultad, una facultad donde pasó a ser impensable estudiar sin una laptop propia y sin haber hecho todos los cursos de diseño de la vuelta. De repente en muchos talleres si no eras un genio del render se te miraba con cara rara. Como decreto invisible aquellos de menor poder adquisitivo fueron desapareciendo de las aulas y el estanque se pobló de nuevas generaciones pudientes. Con el viento de la economía creciente, le fue posible a la gente nueva estudiar y no trabajar, en definitiva ser un estudiante con todas sus letras, vivir con la ayuda de papá y mamá y dedicarse a estudiar. Las cátedras empezaron a tener más dinero, ¡pasamos a tener WC en vez de taza turca y hasta había papel higiénico en los baños! Una cosa de locos… De repente los pibes pudieron no solamente quedar reglamentados en alguna materia, ¡sino que empezaron a cursar dos, tres, cuatro o incluso hasta cinco materias juntas! Lo que antes te podía trancar por años se empezó a salvar en cuestión de meses, lo cual era excelente. Sin dudas el contexto nacional aportó en ese sentido a acelerar sensiblemente la velocidad con la que los nuevos estudiantes avanzaron en sus estudios y aprendieron a hacer grandes maquetas y hermosos renders, donde rincones oscuros en la vida real se llenaron de luz por arte de magia, y el pasto creció por doquier mientras en frente a todo edificio o parque hubo un ciclista disfrutando de la lluvia. Pero más allá de los detalles y de este progreso en la mecánica de facultad, lo más destacable fue que aquellos que tenían ganas de aprovechar la oportunidad tuvieron la chance de hacerlo y avanzar en la carrera como nunca antes. De repente aquellos que empezamos allá por el 2004 o incluso antes empezamos a tener compañeros de clase del 2009. De golpe me encontré haciendo las materias “opcionales” junto a pibes que no sabían quién era Super Mario o Baraka, y que ni en pedo supieron lo que era dibujar a mano. Evidentemente yo me había quedado, y ellos habían avanzado muy rápido. Lo increíble era que estuviéramos ambos compartiendo una materia que no nos aportaría absolutamente nada para nuestra profesión. Cuando quise darme cuenta estábamos haciendo un guiso sonoro en una materia opcional. Opcional, pero cuyos créditos me hacían falta para poder llamarme a mí mismo arquitecto, para poder llamarnos arquitectos, tanto mis compañeros púber como yo con mis treinta pirulos y mi panza cervecera. Pero volvamos al guiso sonoro. No solo estaba durmiendo tres horas por día, cursando otras materias más, laburando y tratando de cumplir con el mundo, sino que además tenía que concurrir a una materia en la ex cárcel de Miguelete donde lo más productivo que se hizo en seis meses fue colgar unos trapos de muro a muro – objetivo literal del curso disfrazado con el título de “intervención urbana” –, para que se terminaran destrozando al otro día, traer un docente de Chile y terminar el ciclo de venta magnánima de humo con una publicación en el diario del taller para figurar como los intelectuales transgresores del siglo XXI. Fue ahí donde me percaté de la diferencia. Mientras los púber se sumaban a la movida y se divertían como en un recreo – no laburaban, venían sacando los render de taquito y a cuatro años de haber entrado a facultad ya estaban haciendo las opcionales – yo me quería cortar las venas porque tenía que acudir a la “clase” para no solo no aprender absolutamente nada, sino para resignar horas que debería haber dedicado a otras materias y todavía yéndome caliente por llegar tarde al laburo. En ese marco, los docentes tuvieron la brillante idea del guiso sonoro.

Varias veces floreció el jacarandá, y las carpas del estanque vieron pasar las estaciones y las generaciones. El territorio de las carpas siguió siendo testigo del chapuzón final de carrera de muchos nuevos arquitectos y fantásticos creadores de guisos sonoros. Muchos cambios tuvieron lugar, de los cuales algunos se mencionaron aquí. Lo que no cambió en estos once años fue el enfoque de nuestra formación. Mientras en los talleres tuvimos rienda suelta a nuestra imaginación y aprendimos a proyectar, mientras nos sumergimos en la historia de nuestra profesión y cavamos hondo en los misterios conceptuales de los espejos de agua, podemos decir orgullosos que asistimos a cerca de diez cursos obligatorios donde aprendimos de todo, menos de arquitectura. Diez cursos que divididos en semestres significan al menos dos años de carrera. Mientras tanto, nos perdimos de ir a obra, de pasar de los powerpoint a la chocla, de un dibujo borroso de un encofrado al olor de la tabla de pino. Materias como “hormigón” – ¿para cualquier simple mortal que no sepa nada de arquitectura suena algo importante, no? – fueron suprimidas de nuestra formación para pasar a tener seis opcionales, dentro de las cuales figuran “arquitectura y comic” o el “Leac” donde se hacen guisos sonoros. Nos pasamos cuatro semestres aprendiendo a dibujar sombras con lápiz pero tenemos que pagar miles de pesos para aprender a dibujar lo que le vamos a vender a nuestros clientes, a crear lo que nos exige el mercado y la factulad. Nos pasamos años en nuestros salones hablando de teoría pero la primera vez que pisamos una obra es a seis meses de recibirnos. Salimos capaces de hacer exquisitos render – y no porque nos lo hayan enseñado en facultad, sino porque nos lo exigieron en la facultad –, pero no tenemos idea de cómo controlar una impermeabilización de una cimentación y nos pensamos que los hierros de una viga van a estar iguales al dibujito 2D que hicimos. Llega un punto en el que nuestra carrera parece más un elemento más de la burocracia estatal de la cual todos los ciudadanos somos presas que una carrera profesional.

Aquellos que la sufrimos laburando y tratando de ser constantes, que nos fumamos materias como economía o matemática con tres horas de sueño vemos en estos cursos una falta de respeto, y en la planificación de la carrera una carencia enorme de sentido común y compromiso. Somos conscientes de que a menos que podamos trabajar de esclavos en un estudio arquitectónico durante nuestra época de estudiante – única manera de aprender realmente –, saldremos con un título bajo el brazo, pero con carencias enormes que van más allá de las dudas normales que puede tener un recién egresado. En nuestra formación nos es obligatorio cursar las famosas opcionales, pero nos quedamos con la ñata contra el vidrio cuando se acaban los míseros cupos de Construcción 1, 2, 3 y 4. Salvamos exámenes teóricos, pero no pisamos una obra ni por decreto. ¿No sería acaso más lógico retirar todas las materias incoherentes con nuestra formación y nuestras necesidades, para sustituirlas por más cupos en aquellas que realmente nos hacen falta? ¿No podríamos tener cursos presenciales en obra para apoyar los conocimientos impartidos en clase mediante presentaciones en 2D sobre una pared? ¿No podríamos acaso ser mano de obra en las cooperativas de vivienda para no solo ayudar, sino también aprender?


Mientras se nos viene un plan nuevo – no a aquellos como yo, sino a los que aún no han emprendido este camino –, yo me pregunto si no sería más inteligente aplicar la idea de un amigo quien reflexionaba sobre otra carrera que no es la mía, a quien cito a continuación: “Alguna vez dije como chiste que un buen negocio hubiera sido: no pagar cuatro años de universidad y haberle pagado yo a mi empleador durante un año en vez de cobrar sueldo. Entonces yo me ahorraba cuatro años de cuota, el empleador recibía un sueldo en vez de pagarme y yo estaba realmente listo en un año, en vez de en cinco.
Este nuevo plan según se comenta reduce aún más las horas de las materias relativas a la obra y la construcción. Si seguimos así en breve vamos a tener arquitectos que serán expertos en preparar cheese cake de maracuyá, pero no tendrán una puta idea de cómo controlar un revoque. Y aun así, aquellos que amamos la arquitectura y que nos negamos a permitir que algún decano de turno o la ineficiencia del centro de estudiantes decida nuestros destinos, la seguimos luchando, intentando hacer lo imposible hasta ese día donde esperaremos que llegue la noche, para que mientras las carpas descansan, nosotros podamos pedirles prestado el estanque para darnos un chapuzón.



39 comentarios:

Anónimo dijo...

no solo en arquitectura te lo aseguro.en derecho tambien tenemos muchas materias al recontra pedo y cero practica y aprendes de verdad si laburas de esclavo como decis vos en un estudio por dos pesos. Gabi

Unknown dijo...

No me queda otra que aplaudirte de pie... Somos varios que nos sentimos identificados con lo que escribís y varios que nos cuestionamos en mas de una ocasión la misma problemática.

Anónimo dijo...

Buenos dias. Yo soy estudiante de arquitectura y se podría decir que de las "nuevas" generaciones- 2012 por ejemplo. Si bien es cierto que cuento con el apoyo de mis padres y de poder dedicarme solamente a estudiar, es como dice en texto, así y todo, teniendo las 24 hs al dia para la facultad, no alcanza. No alcanza porque los 4 módulos de medios siguen existiendo y no te aportan en nada como bien se sito anteriormente. Porque tuve que esperar un año entero para poder anotarme en el curso de construcción uno porque no quedaba y porque aun ahora, existimos estudiantes que mágicamente se escapan a ese sorteo de materias y no quedamos a ninguna. Porque es verdad que hay talleres donde el proyecto se vende mediante el render y por mayor excelencia que hayamos llegado en cuanto a nivel de anteproyecto, si el render no tiene ese toque mágico que lo hace parecer sacado de una revista, el anteproyecto parece ser perder sus atributos, los verdaderos y mas importantes atributos: hacer arquitectura- Y porque las academias privadas son una succión constante del bolsillo y donde caemos constantemente si es que podemos abonarlo, porque no solamente te preparan mas rápido sino, que en la mayorida de los casos algunos profesores de academias privadas superan ampliamente la capacidad de docente que tienen muchas cátedras.
Y ademas, estoy cansada de buscar ensayos de hormigones, de aceros en youtube para ver de que se trata, comparto plenamente que seria una cosa maravillosa verlo en una obra.
La tasa turca como se menciona ya no está, pero aun hoy, el papel higiénico sigue faltando.
A veces me pregunto si es que yo no se nada, o si en realidad aun no me lo enseñaron .

Anónimo dijo...

excelente ali, realmente muy bueno el articulo, y triste la realidad

Anónimo dijo...

impresionante guacho. es increible como podes resumir el pensamiento de tantos de nosotros en pocas lineas de una manera tan ecuanime. magnifico laburo loco. Gaston

Anónimo dijo...

Solo los que vivimos la experiencia de ser estudiantes de arquitectura vamos a poder comprender esto.. No se trata solo de materias al pedo "gabi"

Anónimo dijo...

También sucede en CCEE. Yo me recibí hace añares y aprendí prácticamente lo esencial trabajando desde los 19 años. No hay que endiosar las carreras. Te dan las herramientas básicas y luego todo está en uno mismo.

Anónimo dijo...

comparto muchos de los conceptos expresados. podría incluso agregar más experiencias similares al "guiso sonoro". Me da la impresión de que los organizadores de guisos sonoros son una vergüenza y hay que decirlo con nombres y apellidos. estas hablando del curso opcinal del LEAC dictado por profesores del taller Danza, unos fantasmas enormes, como todo el humo que vende ese taller berreta.
abrazo.

Matias

Anónimo dijo...

sos capo valor.muy cierto todo esto y nos morimos de bronca pero no hay mucho que hacer. he ido a las discusiones sobre el nuevo plan y es boicot tras boicot. una farsa

Anónimo dijo...

Excelente Ali, muchos de nosotros pensamos de forma muy parecida a vos, y padecemos los mismos problemas. con el pasar de los años te das cuenta que el plan de estudios convierte al estudiante en un ente que solo tiene que cumplir con los creditos. es lamentable

Anónimo dijo...

sonás como un tipo conservador que no entiende los tiempos que corren... y que no valora el rol del proyecto en la carrera, eso es lo más grave
tampoco sos el primero que trabaja y estudia.

Anónimo dijo...

me sumo a tus conceptos y al de varios de los que comentaron antes, y al igual que nicolas me paro para aplaudir. obviamente hay muchos puntos más para abarcar, pero sería imposible incluir todo en un artículo único porque sería eterno, así que te propongo que escribas más sobre este tema que tanto nos interesó a tantos.

Saludos. Marcelo D.

Anónimo dijo...

Mucho de lo que dices es cierto. Soy (aún) estudiante de la farq generación 2005 y comprendo y comparto con gran parte de tu pensamiento. Pero no te olvides que ese razonamiento te lo forjó la misma facultad y fue, de alguna manera, la que te guío por tus gustos dentro de la arquitectura. Quizás uno de los mayores objetivos sea ese y no enseñarte todo. No me imagino que los mejores arquitectos sepan cómo controlar un revoque. Seguramente porque esa no sea su principal función o porque el concepto de mejor arquitecto no va de la mano de tu pensamiento. Tal vez esta no sea tu profesión y la inercia hizo que siguieras estudiando algo porque "ya estabas en el baile", no se. Hay muchas cosas para cambiar, pero si verdaderamente nos importa cambiarlas, hay que saber que con estas letras no lo vamos a lograr. Si deseas cambiar, haz algo. De todas formas, te repito, muy buena reflexión. Arriba!

Anónimo dijo...

Estabamos leyendo esto, somos docentes de esta facultad y ciertamente estamos directamente involucrados. si parte de la juventud actual en vos representada realiza estos pensamientos, podemos afirmar que no todo está perdido.

Anónimo dijo...

Hola, soy una compañera de tu generación, aún estudiante también con mis 30 años. Comparto mucho de lo que decís por supuesto. Cuántas veces ha sido tema de conversación! donde nos juntemos estudiantes o arquitectos siempre se habla de esto. Lo que me pregunto es porqué no nos cuestionamos este tipo de cosas en los primeros años, cuando aún trabajando desde muy chica en un estudio (donde aprendí muchísimo, de dibujo y detalles, no de obra) iba muy contenta al taller danza a proyectar entre telas de colores y plazas de probetas de hormigón fallidas. Me parece que en nuestra formación, sobre todo al principio, están bien ese tipo de ejercicios más inspiradores y disparadores de "bolazos" para abrir un poco la cabeza de los futuros arquitectos. El problema (me parece) es más bien temporal. Porqué estamos haciendo las opcionales de guiso sonoro junto con pibes de la generación 2011, si las deberíamos de haber hecho por el año 2008? Creo que nuestra generación y sus vecinas han sido víctimas del espantoso plan 2002. Pasó la aplanadora del cambio tecnológico y seguíamos llevando la tabla a medios, y manejándonos como podíamos los que no podíamos hacer el curso en academia privada. Nos fuimos enseñando unos a otros, autodidactas siempre por no poder cursar las materias. No creo que el problema real sea falta de práctica en obra, aunque estaría buenísimo tener más herramientas en él área. En EL VIAJE no visitamos una sola obra en construcción y sin embargo fue (seguramente) la experiencia más enriquecedora que supimos tener en nuestra formación... Ahora, a 6 meses de entregar la carpeta, estoy aprendiendo los controles que hay que hacer en obra y defendiendo la monografía de practicantado (que también es un bolazo!) y por fin voy a poder tirarme al estanque cuando las carpas duerman :)
Ahhh!!! Noooo!!! Me queda una opcionaaaaal!!! :[

Anónimo dijo...

mejor dicho imposible che aunque hay varios otros puntos que contribuyem a las asimetrias de las que hablas. es muy triste nuestra realidad.
saludos. JP

Anónimo dijo...

buen articulo gente, hace tiempo no los leia. estoy muy ajeno a la realidad de la udelar, por eso es interesante leer esto. interesante, y lamentable.
Jp de Roma

Anónimo dijo...

excelente

Anónimo dijo...

que tengamos diseño en los talleres está bien, pero que esté tan descolgado de la parte técnica es lo que no está bien. tenemos muchas materias al pedo, eso es verdad, y sabemos muy poco de lo que terminaremos haciendo realmente en el mercado. que sepamos diseñar está bien, pero que seamos unos quesos como arquitecto director de obra es lo lamentable.
muy buen articulo

Anónimo dijo...

Soy del 2009. Trabajo 10 horas. No me da el tiempo para la facu metiendole a full y encima tengo que hacer materias pedorras. Y nada mas ni nada menos en medios 4 gracias al querido profesor tengo que entrar mas temprano a trabajar porq si llego un poco tarde a clase me pone la falta sin importarle que trabajo, porque lamentablemente el horario nocturno empieza a las 6. Me tienen podrida los horarios de facultad. Me dio a entender que si trabajo me joda que la facultad esta hecha para gente que no trabaja. Con palabras mas educadas pero ese fue su planteo.

Anónimo dijo...

TREMENDO!seguro va a salir algun alcahuete de scheps o algun mamotreto de esos que trabaja de docente en la facultad diciendo que está todo mal lo que decis y que hay que dedicarle mucho más a las pavadas que enseñan, pero la realidad está en tus palabras. está bien que sepamos diseñar, pero si solo vamos a saber eso, entonce hagamos un curso de 2 años de diseño.

Raul

Anónimo dijo...

Creo que esto ilustra brillantemente tus pensamientos sobre nuestra carrera, cada vez más patética:
http://www.elobservador.com.uy/el-postre-inspirado-la-arquitectura-uruguaya-n684831

así es en facultad, y este señor es uno de los responsables de la venta eterna de humo en la facultad y la formación de imbéciles que no entienden nada de nada, y se llaman arquitectos

Anónimo dijo...

buenisimo. me siento totalmente identificado y soy uno de esos que saben hacer exquisitos renders como decis vos y que no tienen una puta idea de como controlar un revoque. a tal punto que estoy cursando practicantado y recien estoy empezando a aprender algo de obra, ya por recibirme. tristisimo. CM.

Anónimo dijo...

aplaudo de pie. tremendo articulo. habria que publicarlo en facultad

Anónimo dijo...

necesitamos más reflexiones críticas como estas. me alegra como docente saber que hay estudiantes que se dan cuenta de lo que está mal en esta facultad que apunta más a la venta de una imagen falsa más que la formación real de los profesionales responsables de la conformación de la arquitectura nacional.
Saludos.

MA

Anónimo dijo...

muy interesante artículo. comparto plenamente, ya como profesional desde hace algunos años. está bien aprender a proyectar, saber de los conceptos, es fundamental. sin embargo tanto para el proyectista como el director de obra es fundamental conocer la realidad material de lo que se diseña y se construye, por lo que el excesivo alcance abstracto de la formación de esta facultad atenta gravemente contra los objetivos centrales de un arquitecto.

Anónimo dijo...

muy real lo que describe.

Anónimo dijo...

mucha verdad. me recibi hace algunos años y lo peor es que hace un tiempo comentandole a una colega sobre estos y otros problemas de la facultad me decía que mejor que siguiera así, para disminuir la competencia. mente chicata y mediocre la del uruguayo

Anónimo dijo...

muy bueno gurises. hay de todo en facultad. hay buenas opcionales, buenas materias y buenos docentes, pero todo lo dicho aqui es real. se pierde mucho tiempo en mucha porqueria sin sentido y no se enfatizan cosas que deberían ser promordiales.

feliz año!
Matias.

Anónimo dijo...

triste pero real. muy acertado articulo

Anónimo dijo...

por fin cantan la justa loco. está llena de farsantes esta facultad y son todos unos vende humo

Anónimo dijo...

comparto absolutamente tu sentir!! amo esta facultad, me recibí hace una año, en un taller que da pena...(berio)me corregían cosas insignificante en lugar de darme cátedra de estructura y los demás acondicionamientos...están pa figurar como en le mayoría!! y si no fuera por los de afuera (arquitectos y albañiles) que te explican en obra las cuestiones no sabría nada... yo dudo que cambie la cosa...cada vez esta peor..los que aun están estudiando tiene que pelear por eso!!!
se necesita mas practica mas mas!!!a los recién recibidos no nos respetan mucho pq saben que no sabemos nada!!! una verdadera pena pq después de estudiar como 13 años ahí... salimos con pocos conocimientos!!! pero que no decaiga!!! es tiempo de un gran cambio!!!

Anónimo dijo...

El final de tus palabras te lo seguiras preguntando al otro dia de visitar las carpas en el estanque porque si tu no lo investigas. La facultad no te lo emseña. no te enseña lo que la vida pide o exige a tu profesion. Yo entré en el 1999 con plan 52` dibujando entregas a mano y ayornandome a las nuevas generaciones pudiendo tener una compu en 2004 para que no me reprueben una entrga de taller por eatar ser mano como me pasó. Me recibi teniendo hormigon que es fundamental y lindisima materia. Trabajando de 7 a 9 hs y mas por dia y demorando 14 años en salir de ahi debido a pasar años esperando quedar reglamentada. Tuve que ir a la Iec y a obras honorariamente para poder aprender que hay que ver!! La facultad no te enseña nada de la burocracia de los papeleos que tenes que hacer despues. Aprendi Autocad porque te exigen presentarlo asi en las intendencias. Y sabes que...no se hacer un tal de render...no...pero le hago un croquies en 5 minutos a los propietarios y quedan encantados. Cada vez saldran mas mediocres Arquitect@s diseñadores. Si cada uno no busca su beta y aprender por las suyas si es lo que les gusta, sino tildaran a todos en la misma bolsa para mantener las estadisticas internacionales

Anónimo dijo...

Compartimos la misma gen y los mismos pensamientos. Cuanta verdad en tus palabras y eso me apena.
La necesidad de un cambio de plan era lógico pero ya vemos que muchos problemas de nuestro plan, al contrario de solucionarlos, se van a agravar.
Pero no puedo hacer ningún reproche ya que nunca participé en ningún debate en el armado del plan, siempre hice quejas pero nunca acciones y eso obviamente no sirve para cambiar las cosas.
Ahora sólo nos queda aprender del día a día como profesionales y rezando para tener suerte de conseguir trabajo. Otra lucha que sí la tendremos por muchos años, unos poquitos más de 14 diría yo, y haciendo malabares para pagar la caja y el fondo derivado de una educación gratuita. Pero eso da para unos cuantos debates bien entretenidos como la carrera misma.
Saludos y suerte a todos lo que elegimos y pese a todo volveríamos a elegir ser estudiantes universitarios.

Cecilia González.

eugebiurra dijo...

Gen 2008 por acá! Recuerdo con ilusión la primer vez que fui a bedelias a concretar mi inscripción y ver que tenía construcción 1 en primero... para que después me dijeran que la tenía que dar libre porque me atrasaba. Y así con todo lo relativo a construcción, ahora por el cambio de plan espero no perderme Hormigón o est 4 como la conocemos en el plan 2002. Realmente re contra identificada con todo lo que decís, no tenes una notebook y te miran con cara rara... demoras en hacer la carrera porque laburas y tmb, igual me alegro en que no es la mayoría o lo quiero pensar así. Saludos!!

Anónimo dijo...

Nos estamos llenando como país de personas con título pero sin contenido. En esta y otras áreas. Excelente entrada del blog.

Anónimo dijo...

Creo que tampoco se toma en cuenta el costo de las cosas. Siempre se usa el mejor papel. La maqueta con los materiales mas bonitos. Y eso solo deja afuera a muchos que no lo pueden costear.

Creo que se le dedica demasiado tiempo a pavadas. Que hablar de las normativas lo toman como algo aburrido. Y es lo que importa a la hora de trabajar.
No salis sabiendo hacer un cálculo de acústico ni un diseño de seguridad contra incendio. Porque ademas muchos profesores no lo quieren.
Que suprimieran la materia "hormigón" ( no la pude cursar soy plan 2002 ya recibida). Parece ser un disparate.
Materias demasiado pelotudas te llevan demasiado tiempo.
Creo que la facultad debería hacer mas incapié en ser mas técnica que importe lo práctico. No solo el bla bla del vende humo.

Una vez en taller propusieron hacer una plaza en un barrio humilde de montevideo. Que la plaza sea en la azotea de los vecinos. Fui a la única que le pareció uba falta de respeto (claro porque no iba a ser en la casa de ellos). Ahi me rendí....

Intento ser lo mejor que puedo con las herramientas que tengo. Y me permito discrepar de lo establecido por la facultad, como cuando te dicen que si haces trámites entonces no sos arq. Y estan equivocados. No todos somos ott, pero debemos pelear por una carrera mejor.

Anónimo dijo...

La Universidad es una institución de estudios terciarios que trasmite conocimientos, técnicas y valores, en distintas formas. No "enseña",como lo haría una escuela técnica , sino que despliega el escenario y los instrumentos pedagógicos y didácticos para que el conocimiento se genere. El sujeto aprende,de acuerdo a sus propios intereses, en un proceso personal e intransferible y no porque alguien le recite lo que debe saber. Las Facultades no "brindan conocimientos" como algo "objetivo" que se pasa de docente a alumno, sino que pretenden formar las mentes capaces de investigar y dar respuesta a problemas variados que serán siempre un desafío para el profesional egresado. Se aprende en un proceso de enseñanza aprendizaje donde el estudiante genera sus personales herramientas de indagación que le acompañarán más allá de la culminación de sus estudios curriculares. Más que aprender a resolver un problema dado en el aula, el estudiante debería aprender a seguir buscando soluciones frente a problemas nuevos.Aprender a "pensar" para poder seguir aprendiendo siempre, es el desafío. Las técnicas del hormigón y el revoque se encuentran como información en cualquier manual.Tecnicas, materiales y procedimientos varían en el tiempo, y requieren una informacion actualizada que el egresado permanentemente debería saber buscar.

Anónimo dijo...

Ahora que hablás de esa opcional de intervenciones, de seguro es la misma que cursé. Fue todo tan loco, por un momento me encontré atado a un poste en ciudadela con una cinta amarilla a las 6 de la tarde preguntándome que hacía ahí en vez de estar aprendiendo algo para la vida profesional, lo único que me dejó de enseñanza esa materia fue conocer gente de otras facultades y sociabilizar, porque fue una perdida total de tiempo. Toda la carrera escuchando lo mismo "eso lo hace un ingeniero, eso lo hace un sanitario, eso lo hace un electricista" y así se me han pasado los años sin aprender nada. He aprendido mas fuera de facultad que en las mismas clases. 10 años estudiando materias teóricas para visitar por primera vez una obra y entender algo de lo que había leído en libros. Espero que las nuevas generaciones, con el nuevo plan no tengan que pasar por lo mismo y aprendan algo, aunque veo gente a punto de recibirse, que hizo la carrera en 5 años y no saben cosas básicas porque nadie se las enseñó y no tienen interés en aprenderlas, ahí los tenés mirando el reloj para irse lo mas pronto posible o revisando el wathsapp en los talleres mientras otros corrigen sus proyectos.

Alejandro G.