” Out there with these
natives it must be
a temptation to be god”
John Milius, Guion
Apocalypse Now (1979)
Sao Paolo,
octubre 2018
Caminando
por el Aeropuerto internacional de Guarulhos.
-Los documentos del viaje quedaron en el auto,
todos los documentos. Al bajarse mi amigo se los olvido.
50 pasos
más por el corredor que conecta una terminal aérea con la otra.
- Siempre que se va, sé que tiene sexo casual a
la ciudad a donde le toque ir, ya ni siquiera se cuida de esconder los rastros
en su ropa, en su equipaje…en su cuello.”
Las dos
mujeres ríen, cómplices, sentándose en un café impersonal como todo lo que hay
aquí adentro.
Unos 100
pasos más, el carro que sostiene a mis valijas repiquetea cada vez que cruzo
las líneas marcadas en el piso, me imagino que serán para los ciegos.
- Usted siempre será mi bebe, usted y su
hermano, siempre serán mis bebes.
- Pero mi hermano es un doido”
Otros 50
pasos y llego a donde tengo que seguir esperando que mi mostrador abra para el
check-in.
Con los
años he aprendido a odiar y amar a los aeropuertos, tal vez amar y odiar son
sentimientos que no deberían estar relacionados a objetos inanimados, pero ¿hay
algo más vivo y a la vez muerto que estos lugares? Son el recordatorio
constante de lo efímeros y fugaces que somos.
Permanente movimiento a todos lados, en un eterno devenir de sillones en
clase turista de negocios o primera. Atravesando el globo sin movernos
realmente de una posición estática y sedentaria.
Ya no
recuerdo exactamente por cuantos estuve, uno va perdiendo el gusto por
reconocerlos, hoy, para mí, son solo cajas enormes de acero inoxidable, donde
seguramente las paredes del este y/u oeste son hechas de cristales para aprovechar
la luz solar. Sillas, comercios, restaurantes con ínfulas de ser un poco más
que franquicias…y nosotros, muchísimos de nosotros, con petates, problemas,
apuros y cansancios, turistas, ejecutivos, inmigrantes y emigrantes, de estos
últimos dos grupos ya casi nadie es capaz de diferenciar cuales son unos y
otros.
Hoy, desde
Sao Paolo, atravieso la mitad del planeta, rumbo a Bangalore-Bengaluru,
preparándome para el famoso shock cultural que parece ser lo más atractivo que
la India tiene para ofrecer.
***
Cracovia, octubre
de 2015
Los tacos
de las dos rubias polacas que acompañaban al Marqués de la Voglia cascoteaban
las piedras con un sonido semejante al de los caballos que tiran los carruajes
turísticos al chocar contra los adoquines de la calle Zwierzyniecka. Las
mujeres, recientemente graduadas de esa condición, se celaban por la atención
del hombre, también flamante espécimen de su género. Los guantes blancos de piel
conquistaban los hombros del tapado que cubría el cuerpo del caballero. Risas armónicas,
quizás hasta un poco melosas, cortaban el silencio de la noche Cracova.
Nos
esperaba la muestra de fotografía de la Associated Press, un evento al que
concurren los que quieren ver a través de los ojos de otros, escenas
paraliticas de un mundo que engulle todo lo que no se mueve al ritmo del animal
reinante.
*Mi conocido con títulos nobiliarios y sus
acompañantes, forman parte de otra historia que trata de andares distintos.
Conceptos que tal vez, si dispusiera del tiempo y espacio necesarios para
elaborar en ellos, no sean tan discordes con los de esta crónica. Pero todo
tiene un principio y, en la antigua capital polaca, se originó este comienzo.
Las fotos
en la sala de exposiciones variaban en tonos y contextos, una en particular, me
llamo la atención. El fotógrafo y su lente habían captado una intersección de
dos calles en la ciudad de Bangalore, donde el caos era desproporcionado. Observando
detenidamente, los vehículos parecían dominar la escena, con sus conductores
del lado derecho del habitáculo, motos circulando en todos los sentidos
imaginables, bicicletas atravesando una de las vías, muy cerca de los buses
que, a su vez, también violaban unas cuantas normas estándares de tráfico y
respeto por la vida propia y ajena.
En el medio
de todo este ir y venir de maquinas y operarios, casi desapercibida entre un
grupo de peatones que se lazaban al rio de medios locomotivos con el propósito
de llegar a la otra orilla, una mujer, estaba parada en el medio de los dos
carriles de la avenida más ancha que protagonizaba este cruce. Era evidente su
posición rígida a pesar de la inmovilidad fotogénica, la cámara, sin quererlo,
la puso en el centro de todo ese torbellino, como si todo girara o se moviera a
su alrededor.
Me quede
prendido durante unos 30 minutos, mirando esta única pieza, observando los
rostros visibles que el fotógrafo había registrado. Me parecía irreal el numero
de vehículos, la impunidad con la cual nadie respetaba una sola norma de
vialidad. La vulnerabilidad de los transeúntes, que a pesar de estar en
desigualdad de condiciones se los veía esquivando los autos, en posiciones más
que arriesgadas, sin miedo a sufrir las consecuencias obvias de una colisión
entre carne, huesos y metal.
Después de
varias recorridas por la imagen, otros detalles aparecían, diferentes
características que el artista del lente arrastró dentro de la escena, elementos
que fueron paulatinamente cobrando vida en mis ojos, cuando el Toc-Toc cruzó
raudamente esta misma intersección en Bengaluru, exactamente 3 años después.
Bengaluru/Bangalore,
octubre de 2018
El triciclo
maldito, se movía entre una sinfonía de bocinazos sin hacer uso de espejos
retrovisores, vista periférica o sentido común. Sentado en el medio de la
butaca, con mis brazos prendidos fuertemente a los parantes, yo, había
desistido ya en hacerle entender a “Falil, Falel o Falem” que no tenía ningún
apuro, mis prioridades pasaban por continuar con vida, cosa que me atrevo a
suponer, mi chofer interpretó completamente a la inversa. Una de las tres
ruedas mordió el cordón de la vereda para rebasar por la derecha un bus que
venia cargado de gente con caras de haber nacido dentro de ese medio de
transporte. El susto del sacudón fue contrarrestado hábilmente por mi
chofer-psicópata inconsciente, redoblando la apuesta, al cruzarse por el frente
del bus e, inmediatamente, cortar las otras tres vías de trafico a fuerza de
claxon e ignorar la peligrosa cercanía de los otros vehículos para doblar en U
e irrumpir, sin ningún tipo de conciencia cognitiva, dentro del tráfico
contrario. Astuto, no me daba tiempo de recriminarle una cagada, cuando había
sumado 10 más a la lista, en menos de 300 metros.
Envuelto en
este vértigo y dolor de riñones por la falta de amortiguación debida, me percato
que, súbitamente el trafico todo se detiene, Falil, Falel o Falem gira su
cabeza y en su inglés roto, comparte conmigo una reflexión de conductor
indignado -Esta luz es mala idea, no bueno.
“Esta luz”
No es otra cosa que un semáforo que, para mi asombro total, y develando el
final de este recorrido por anticipado, es el único con el que nos cruzaremos
desde principio a fin.
Al
detenernos, puedo concentrarme en otras cosas que no sean imaginar cómo serán
los últimos momentos de mi vida, antes de morir por causa de impactos severos
en distintas zonas de mi cuerpo. Mi percepción me indica que hay algo mas en
esta escena, mi memoria trae imágenes y las ajusta, para que mis ojos
reconozcan el caótico cruce de la foto que admire en Cracovia. Por alguna razón
me invade cierta satisfacción, algo banal, pero no menor. Asocio que debe
tratarse de algún tipo de realización personal.
El lugar
real es asfixiante, los olores invaden mis narinas como un vendaval de
podredumbre, basura de todo tipo parece brotar desde abajo de las calles. A
pesar de estar esperando el cambio de la luz, algunas motos avanzan por los
intersticios que quedan entre los vehículos. Los peatones cruzan mirando en 360
grados, alertas siempre. Luz verde, es el turno de que esta rebullida arteria
avance. Bocinazos, entre frenadas, mas sonidos. Cuando cortamos la otra
avenida, hay un hombre en el cruce, parado, quieto, sin mucha posibilidad de
movimiento. El flujo de autos, motos y
demás cosas con ruedas, lo paralizan, rozándolo a milímetros. En nuestro turno,
pasamos muy cerca suyo, su cara transmitía nerviosismo y molestia, en un estado
de alerta inútil, embretado en el centro de esta anarquía…Así es que comprendo,
como si se tratara de un efecto retardado, la foto vuelve a materializarse,
nítida.
Creo
entender el concepto de la imagen, lo que el artista plasmó con sus ojos a
través del objetivo. Retrató India, en una sola acción, en el desorden
instaurado de sus calles, en la indiferencia total por el individuo, en la
indolencia general de su propia realidad.
Esta no es
una crónica romántica, exploratoria de nirvanas espirituales y exaltación de
revoluciones pacifistas, tampoco es una critica insolente de una sociedad que
mentes eximias y mejor preparadas que la mía, han querido explicar con un éxito
ambivalente, en el mejor de los casos.
Esto es un
parpadeo, breve, pero tan intenso como los hedores que salen de las cloacas
semi descubiertas de sus calles. Es la India que se mostró ante mis ojos.
*Bengaluru/Bangalore,
sábado 13 de octubre
El Oakwood
residence hotel, es un esperpento de acero y concreto, con una piscina decente
pero enmarcada en una de las peores vistas que he tenido el gusto de consumir, desde
que soy huésped de este tipo de hoteles corporativos. Quedarse en uno es como
haberse quedado en todos, la idea seguramente es la de generar en la cabeza del
huésped que este es un lugar conocido, un sistema ya probado.
Son las
4.44 am de un sábado, hora reflexiva como pocas, llevo 2 semanas en la “Silicon
Valley de la India” y acabo de terminar un mail claro y bastante descriptivo a
los editores de Wikipedia para que remuevan esa guiñada condescendiente de la descripción que
hacen de la ciudad. Por más que sea cierto en parte, que muchas compañías
tecnológicas se hayan instalado en esta parte del globo, debido a que los
costos inherentes a mantener una filial aquí sean ridículos, yo, si fuera
oriundo de la “ciudad de los porotos hervidos” **, me sentiría bastante
ridiculizado si compararan mi localidad con la concentración de empresas
tecnológicas que se instaló en la Bahia de Frisco. Celebremos las referencias
culturales, pero es como que compararan mi bella costa de oro con
Cadaqués…sabría identificar la ironía y no me gustaría que Wikipedia se
encargara de distribuirla al mundo.
El casco
urbano y sus alrededores están viviendo una transformación, evidente, no hay 3
cuadras sin que la construcción no se haga presente, edificios, centros
comerciales y por sobre todas las otras cosas el metro, obra de ingeniería que
esta semiparalizando a una ciudad que se mueve a velocidad de hombre, con un
problema de trafico inaudito, y un parque automotriz que no es sometido a
ningún tipo de control por absolutamente nadie. Cuando me refiero a control, no
apunto a que se apliquen medidas como, por ejemplo, la de circulación de
matrículas pares un día y binarias al siguiente. Me refiero al simple hecho de
que la única señalización presente en las calles es la de “prohibido
estacionar”.
*Creo que esta crónica tendrá la misma estética
desordenada y anárquica por la que he estado viviendo estos últimos días. No
solo gano en edición, si no que también respeta un concepto del cual no creo
poder desprenderme hasta abandonar el lugar de los hechos.
**El nombre de la ciudad hace referencia a una
leyenda que se puede encontrar fácilmente con cualquier buscador y como es
costumbre, no pienso gastar “tinta” en información que esta al alcance de
cualquiera que quiera y pueda.
Francamente,
por mas que lo parezca, no es la industria automotriz y sus problemas
inherentes lo que se revienta contra los 5 sentidos del visitante primerizo, en
absoluto. Es tan solo uno de los condimentos que hacen de esta experiencia algo
nunca visto, humildemente, por mi persona.
Aquí viene
la justificación ególatra que, para los que me han leído alguna vez, saben que
esta siempre presente en relatos, cuentos y crónicas. (Si hay algo que se
convirtió en realización durante este viaje, fue la total aceptación de que mi
vejez me mira ya, con muchas ganas de acercarse a mí, por fin, en calidad de
amiga. Lo sé, mucho palabrerío en forma de eufemismo para comunicar que todo, cada
vez más, me chupa un huevo y con ella la pérdida de memoria inmediata, ¡no
recuerdo bien a donde iba con todo esto…ah sí!, mi ego tiene que estar presente
esta vez en forma de aclaración.) No es la primera vez que estoy en un lugar de
este mundo donde los índices de pobreza tocan el cielo, sin tener que
levantarse de esa silla imaginaria en la que el banco mundial los pone en penitencia.
Pero nada me preparó para verlo en primera fila de una manera tan total y
aceptada como en esta nación.
Aquí, todo
es indigencia, incluso los lugares que parecen emerger desde la tierra roja
donde se cimienta esta ciudad. Explicarlo con palabras es un intento vano,
fútil e inútil, pero ¿para que me puse a escribir todo esto si ni siquiera voy
a hacer el intento?
En la
practica de una de sus creencias, la sociedad india se divide en castas, esto
no es nada nuevo, el sistema es una versión religiosa de los estratos sociales
occidentales con un toque de racismo y la palabra “milenario” aquí y allá.
¿Poco respeto? Si totalmente, en lo personal las estratificaciones sociales ya
me tiene bastante podrido y esta es una versión aun mas retrasada y aceptada, enquistada
en una sociedad que, en su gran mayoría, lo acepta porque Brahmá, los pario de
una manera u otra. Si las religiones occidentales me causan vómitos y diarreas,
esta versión “made in Asia”, me produce contracciones en todos los órganos de
mi cuerpo. No tengo ningún respeto por una sociedad con reyes y reinas, menos
aun por una que a esto le suma la estratificación social mas repugnante que he
visto en las 4 décadas que llevo en este inmundo lugar al que llamamos mundo.
Hay que
notar que existen organizaciones que luchan por los derechos de los que están
mas abajo, y vale hacer la aclaración, hay grupos de seres humanos que se los
considera mas abajo que los de abajo, “Dalit” o tribales es la nomenclatura por
la que se los conoce.
Según los
últimos censos, el 16 % de su población total. (1225 miles de millones) y, la
constitución de la india, en ningún momento reniega del sistema de castas, solo
reconoce que la discriminación a los descastados no es permitida.
Me imagino
que no preciso continuar, para explicar lo poco de real que tiene ese artículo
constitucional. Estamos hablando de la nación que descriminalizó la
homosexualidad en 2018. Correcto, era un crimen, para ciertos individuos el
solo hecho de ser. (Si, no me olvide de ningún adjetivo, SER)
¿Pero para
que seguir con esta estética filosófica? De que sirvió gastar 6 horas de mi vida en
recorrer los 10 kilómetros que me separan de una de las organizaciones que se
encarga de recabar datos, concentrar esfuerzos y morir en el intento, para
erradicar la pobreza extrema en este país.
“No fotos
con teléfono, solo con cámara” Me dijo el muchacho que me recibió en la
“oficina”
¿Eh? –
Pregunto, sin ni siquiera hacer el intento de entender la lógica, solo quería
una explicación.
“Gobierno,
no gusta de nuestro trabajo. No información, no hay molestia”
…
Esos tres
puntos son el mejor recurso literario que encontré para describir mi respuesta a
su explicación que traté de traducir, de un inglés quebrado, a un español
iletrado.
¡Nueva
aclaración! como esta ONG (para llamarla de alguna manera) no tiene los
recursos necesarios para conducir investigaciones o recabar datos fidedignos,
se basa en la publicación de Brookings Institution, para los datos a nivel
nacional y, un poco más cercanos a la realidad en lo que concierne a
información local, donde es a puro esfuerzo que se hacen con la data de la que
disponen. No es una crítica, las demográficas se manejan en números tan macro
que es muy difícil, si no casi imposible, hacerlo en manera honorifica.
Las cifras
se reducen a datos bastante básicos, en esta ciudad hay, según los números de
esta ONG, unos 25 mil indigentes en situación de calle, pero admiten que es un
estimado con la mejor de las intenciones. Actualmente para cubrir las
necesidades de estas personas se precisarían unos 100 refugios, de los cuales en
la actualidad la ciudad cuenta solamente con uno.
Me cuentan,
pero no es necesario ya que es de público conocimiento que, a nivel nacional hay
una campaña que tiene como propósito erradicar la pobreza extrema para el año
2030.
Los guarismos
que se manejan dan mareos y ganas de largar todo a la mierda. 65 millones de
personas viven en la extrema pobreza, casi el 5% de la población, y ese 5% son
pobres en situación de indigencia. No estoy siendo condescendiente, si mi
razonamiento me dice que, según el banco mundial, la pobreza se define, entre
otros factores, por un gasto diario de menos de 3,60 dólares por individuo.
Es decir,
tenemos a los indigentes, 65 millones, después viene una franja de personas que
vive con menos de 4 dólares diarios, los pobres oficiales y, además, un sector
de población mucho mas grande, que vive apenas con un poco mas de esa cantidad,
lo que estadísticamente, los saca de la pobreza, no así en su realidad.
Es bajo
estos parámetros que, por hora, 44 indios abandonan la pobreza, pero 16
ingresan a ella en el mismo lapso.
¡Nuevas
cifras de la “Brooking”! La india aporta el 10 % de la pobreza en este mundo,
es el segundo país con población por debajo de ese nivel en el globo, pero, y
este “pero” es grande como lo que representa, es una de las economías con mas
crecimiento constante en los últimos años.
En realidad,
significa que la clase media India, que es aproximadamente toda la población de
sud América y parte de América central incluida, consume; cómo y de qué manera
lo hace, es casi repugnante.
Occidente le
ha traído a la otrora, espiritual y chacra-conectada sociedad de la india, todo
aquello que puede traer. Grandes superficies, bancos y líneas de crédito con
sus tarjetas, vehículos, boom de la construcción, en fin, eso que el
capitalismo en gran escala ofrece, solo que, en este lugar del mundo en
particular, los números son tan astronómicos, en lo que respecta a consumidores,
que no hay que preocuparse absolutamente por nada mas que volcar bienes en una
sociedad quebrada, olvidada, y estructuralmente vapuleada. Funciona igual, los
números se disparan, por mas que, volviendo a ese 10 %, exista esta disparidad
horrorosa con números desalentadores.
Los
márgenes de consumo y ganancia superan al resto del globo, y son remunerados
con salarios de 2 a 3 veces menores que en países de igual nivel de desarrollo
y, de 10 a 15 en comparación con naciones primermundistas.
¿Como no
abrir un centro de operaciones en Bangalore, o desarrollar software en Delhi?
El producto final, va a ser comercializado en mercados donde el retorno será de
60 veces el costo, y a su vez, también será ofrecido aquí, en esta bestia
económica sin controles, donde basta que el 30 % de la población consuma, para
batir récords de venta mundiales.
Entonces
hoy en día, la India no solo conservo la ridiculez de sus religiones, chacras y
estancias(¿) Si no que también hoy se mueve por el mundo del capitalismo como
el peor chacal de la manada.
¡Basta!
Antes de continuar a esta invitación al suicidio, vasectomías y nudos de
trompas de Falopio, quiero destacar que no todo está perdido, claro que no. Es
por ese mismo motivo que llego a esta organización, una noticia que leo en el
diario, mínima, casi un recuadro sin importancia.(Sarcasmo)
La suprema
corte determino, después de 5 años, que una mujer de nombre impronunciable no
fue culpable de asesinar a su marido. ¡Si! Gracias a demostraciones y protestas
de esta ONG y otras organizaciones, se logró la libertad de la sospechosa.
Un caso
cautivante, lleno de vericuetos y dudas varias. Debería considerar escribir una
novela usando como base este apasionante caso.
En líneas
generales, para no deschabar lo que puede llegar a ser un best seller de mi
autoría, el fiscal, pidió la encarcelación perpetua o, pena de muerte de esta
mujer, como principal sospechosa del asesinato de su marido.
Las pruebas
contundentes, como ya sabemos, fueron desestimadas por un hábil equipo de
abogados que dejaron sin efecto el principal argumento de la fiscalía: La tipa
no había derramado una sola lagrima en el funeral de su bien amado…
¡Obviamente!
Cuando me relataron de esta manera el episodio ¿cómo no voy a saltar?
- ¡Hija de
puta! - Dije. No pude contener el encono,
fue ella, ¡claaaaro!
Después, me
explicaron la estrategia de la defensa y si, tuve que retirar lo dicho, con
ciertas dudas, pero bueno, estas cosas son así.
Al hombre lo mataron a 10 kilómetros de su
casa, hogar que la mujer no osaba alejarse a más de 2 cuadras. Las heridas en el
cuerpo fueron ocasionadas por mas de un individuo, es más, aparte de las
puñaladas asestadas, lo que causo la muerte fue un severo golpe en la cabeza.
El hombre
era de complexión robusta, su mujer en cambio rozaba el raquitismo y la única
herida que presentaba la sospechosa, era una uña encarnada en el dedo gordo del
pie derecho. No había señas de que hubiera estado involucrada en una pelea por
la vida de nadie…salvo la uña esa…
La suprema
corte (Si, si, esto llego a los burócratas con mas tejido adiposo de la liga) determinó
que la falta de llanto o demostración de dolor, suele ser una reacción común en
el ser humano, al estar pasando por un estado de shock.
Tengo que
reconocer que me llevo menos de 60 meses darme cuenta de esta conducta humana
registrada en el primer borrador que garrapateo Sigmund cuanta tenía 4
años. (De vida, no confundir)
En fin, está
libre, pero la duda siempre queda… No llorar en el velorio…Eso es sospechoso
number one, de acá a la china (que desde aquí no queda tan lejos.)
Así es la realidad de la mujer…de todas las
mujeres, este breve relato resume a la India para las Indias.
Si, tampoco
esta fue el esperado recoveco donde la historia se torna un poco mas positiva.
Creanme, que lo intenté.
Todo viene
muy bien, seguramente ahora tengo dos bandos bien definidos de lectores, los
indignados y los indignados. Si, no lo pienso desarrollar, se que todo el mundo
está indignado por algo, o tal vez no tanto, y están indignados conmigo. Yo en
cambio, me indigne con la India. Furioso estuve durante las 2 primeras semanas,
use palabras que no me gusta utilizar cuando me refiero a otros seres humanos.
¡Salvajes!
Con cero empatías por el prójimo, observo desde la ventana del 5 estrellas
donde me hospedo.
La flamante
y creciente clase media y rica de las castas más altas, se divierte en las
terrazas de los rascacielos, a metros de ellos, niños comen de la basura
acompañados por ratas del tamaño de un gato pequeño.
Es obsceno
ver como en los jardines de los condominios recientemente construidos, viven
familias acinadas dentro de carpas de nylon, lavan sus trastos y a ellos mismos,
en barriles y tachos plásticos, llenos de agua que juntan de canillas públicas.
Comen en condiciones que solo los animales callejeros igualan y a nadie parece
causarle el más mínimo sentimiento.
Incluso la
clase trabajadora, se comporta con niveles de civismo casi inexistentes, tratan
con desprecio a aquellos que se dedican a los servicios y ni siquiera se
percatan de sus iguales que se encargan de mantener el ornato público.
Estas
escenas, molestan, son violentas, y a los locales les pasa desapercibida, es el
orden en que la sociedad aquí fue concebida.
Me enojo,
casi a niveles de cólera, me cuesta dormir, mis caminatas me devuelven con mas
resentimiento, me produzco rechazo, me encuentro hundido en razonamientos que
rozan con tres tipos de racismo: cultural, nacional y xenófobo…esto, este lugar,
está sacando lo peor de mí, y creo que es eso lo que me encoleriza.
Domingo 21
de octubre, 3:40 AM
Retomo a la
hora habitual la escritura, me cuesta, me obligo, pero quiero que conste que
estos días, en mis vueltas, me he enfocado en las interacciones, la gente
siempre esta alegre, no sé cómo, ni por qué. Sinceramente yo no podría
encontrar un ápice de felicidad, empantanado en este lugar. A muchos les gusta
incluso. Un hombre que conocí, oriundo de esta ciudad pero que actualmente
reside en Forth Worth, le hace mucha falta su tierra. Las personas con las que interactúe
tienen una inocencia casi infantil, todos ellos, en absoluto me parecen un
pueblo agresivo. A la vez, viven en alerta continua con sus vecinos de
Pakistán. Tienen grupos armados terroristas, por lo cual al entrar a cualquier
espacio publico o privado, uno se debe someter a revisación y scanner, lo
vehículos son registrados con espejos por debajo del chasis y el maletero
verificado.
Las
historias a nivel personal son, humanas, cálidas, como en todas partes de este
mundo. Son abiertos, les saque una infinidad de fotos, intrusivas, sin permiso,
con el lente de mi celular. Su respuesta automática era la sonrisa, el pulgar
levantado. En Europa lo mismo me valió discusiones y peleas.
Parecen ser
ajenos a todo lo que pasa, las preguntas constantes son: ¿Desayunaste?
¿Almorzaste? ¿Estas disfrutando tu tiempo aquí?
Comparten
los alimentos, sin ningún tipo de reparo, muchos comen con sus manos, de un
mismo plato. Haciendo la experiencia mas cercana para ellos y un poco
repugnante para los occidentales. Siempre ofrecen, siempre invitan, su
hospitalidad, trasciende los límites, hasta casi convertirse en invasiva.
No les
gusta estar equivocados, y menos sentirse incapaces. Esta falencia los hace
decir “Si” como primera respuesta a todo, moviendo la cabeza en una moción de
difícil interpretación. No importa si entendieron, si la pregunta buscaba
consentimiento, o negación. Después tendrán oportunidad de retractarse, con un
“No” pero moviendo su cabeza de la misma manera que cuando asintieron.
En una
ocasión tuve que parar una conversación y pedirle a mi interlocutor que dejara
de sacudir su cráneo, mi pregunta requería un Si o un No. El, lo único que hacía era agitar su cabeza,
sin pronunciar palabra.
“Pusimos
bicicletas públicas” me decía Imal, el chofer de Uber, señalándome un
bicicletero vacío. “Pero somos tan inteligentes, que nos robamos las
bicicletas.
-Hay que
hacer la denuncia. – Le digo como si hubiese terminado de inventar la rueda. – Y
de paso, la basura también, que la vengan a levantar…
Me mira y
se ríe, obviamente de mí.
-Eso es
quejarse del gobierno, y los que se quejan del gobierno, terminan presos. -
Dice al mismo momento que toma un tiburón pequeño con sus manos y me pide que
le saque una foto…ah sí, estábamos en un mercado de pescados. El olor a podrido
que provenía del basural al costado de los puestos de venta, me produce vómitos
sin control. La pestilencia se me mete en los pulmones y revuelve todo mi
aparato digestivo.
Dubái,
noviembre 2, 2018
Siempre
tuve gran admiración por como los grandes periodistas investigadores, cerraban
sus crónicas y notas, a las corridas, entre aeropuertos, con sus cerebros
segregando los últimos jugos posibles, para continuar cautivando y agregando
información que haría de la historia, eso mismo. Todo esto bajo presión, los
efectos del alcohol y tabaco en demasía.
Con los
años me doy cuenta de que es una manera de funcionar. Es el tiempo que se
encarga de cerrar el relato, no puede pasar de otra manera, antes, son solo
notas, sueltas. Hasta no tener el final, el principio nunca tendrá sentido,
será la introducción a algo que nadie terminará de leer.
Es a las 3
AM en el aeropuerto de Dubái, mientras la señora que tengo al lado ronca y su
esposo, compañero, dueño, le hace presión en las costillas flotantes para que
la respiración se corte del todo y ella deje de roncar…el amor, con el tiempo
toma formas curiosas.
Decía, es
aquí donde la conclusión de este pobremente estético relato, empieza a tomar
forma.
Y es con
una puteada a Marvin Harris, desde su “Cerdos, Guerras, Vacas y Brujas”
El Marvin
por ahí en los 70’s dice:
“...un sólo
día de embotellamientos de tráfico en Estados Unidos despilfarran mucha más
energía que todas las vacas de la India durante todo el año. La comparación es
incluso menos favorable si consideramos el hecho de que los automóviles parados
están quemando reservas insustituibles de petróleo para cuya acumulación la
Tierra ha requerido decenas de millones de años. Si desean ver una verdadera
vaca sagrada, salgan a la calle y observen el automóvil de la familia.”
Y yo le
creí, señalé con el dedo a cuanto gringo me cruzaba y le decía “Gil”
Pero resulta
que casi 20 años después de leer por primera vez al antropólogo, llego a este
lugar y no solo adoran a las vacas, si no que también, tienen un tráfico
irreal, una contaminación sonora insostenible y niveles de smog que ponen al
cielo de Los Ángeles entre lo más impolutos de este planeta
Así que…!
Andate a cagarrrrrrrr Harrissssss!!!!! La india actual ha tomado lo peor de
cada sociedad y lo ha incorporado sin que se les mueva el jopo.
Las clases
sociales conviven en un espacio saturado de seres humanos, la pobreza se ve, se
respira, se impregna…la vida no vale nada. ¿Qué decías Harris?
Estoy en
pleno viaje de regreso, 30 y algo más de horas en salas VIP con todo incluido,
incluso la torticolis de sus sillones. Retorno a la “civilización” leo y releo
la crónica.
¿Me estaré
encaramando en la posición de un supuesto ser superior, sin ni siquiera tener
la humildad de aceptar que ellos viven de una manera que para mí es
extraterrestre?
¿Lo que molesta
es que la pobreza se vea, y se conviva con ella sin derivarla a zonas alejadas?
¿Continuamos
criticando esta estructura, porque simplemente a nosotros, como occidentales,
nos incomoda que los desplazados se vean, que compartan la realidad espacial
con las clases pudientes, que no se barran bajo esa gran alfombra que en
occidente llamamos “zonas periféricas”?
¿Sera una
conjunción de todos estos factores los que denominamos “choque cultural”, la
inhabilidad de poder aceptar que esta gente tiene un concepto totalmente
distinto acerca del universo?
No soy
capaz de hacerlo, de salir de la peor de mis versiones y concluir que es una
sociedad atrasada, victima de varias religiones y creencias enraizadas en el
diseño mismo de sí misma.
Que la empatía desaparece en mi persona cada
vez que veo como se destratan, como se desprecian, sin poder hacer
absolutamente nada para remediarlo, entonces ahí, nace en mi el deseo, la
necesidad de hacer algo, lo que sea y nuevamente, ese anhelo muere ahogado ante
la ignorancia inaudita a la que sus propias creencias los somete.
Este lugar
de nuestro mundo es una cloaca, donde se nos muestra en plena cara, lo que
puede llegar a ser todo lo que nos rodea, es el recordatorio constante de que
somos capaces de transformar la vida misma en nada.
***
En el
aeropuerto de Dubai, a bordo del tren que conecta una terminal con otra. En
medio de un lujo exagerado. Un grupo de pseudo hippies habla de su experiencia
en la ciudad santa de Varanasí.Tengo muchísimas ganas de desollarlos vivos, a
estos cinco caucásicos ignorantes, patéticos consumidores empedernidos de
productos lácteos. Quemarlos junto a sus retiros espirituales y experiencias de
vida ganada en un centro de meditación all-inclusive.
Me aburro,
cada vez más, de vernos por ahí, tratando de justificar el porque dejamos de
ser monos para convertirnos en este patético e individualista centro del
universo.
Eso es
India, ese sentimiento de que todo está indefectiblemente perdido, ese es su
souvenir.
BK
2 comentarios:
Duro muchachos. por momentos incluso podria algun despistado decir intolerante o racista, pero tiene lo genuino de la perspectiva individual del que fue. muy bueno como siempre. jp de roma
no es facil viajar a lugares como india.yo estuve hace casi veinte años y me impactó muchisimo. saludos
Publicar un comentario