En todos hay un escritor. Por más escondido que este se encuentre. Algunas veces se manifiesta y quiere ser la voz de muchas voces y la de uno mismo. Ser testigo y narrador de nuestra historia, amigo y enemigo de nuestros miedos y alegrías, tratar a la realidad como una igual, subyugar lo indomable y liberar lo oprimido. Combatir la intolerancia en una guerra sin cuartel a palabra suelta. Desafiar a nuestra propia inteligencia y re-definir las reglas en las cuales se basa nuestra ya tan reestructurada sociedad. Pero lo más importante sea, tal vez, la indescriptible sensación que nos produce, el dibujar con nuestras palabras en la imaginación de otros.

Bienvenidos.

C.A.

martes, 17 de julio de 2018

Le abuse de le lengüe.


 No, no es que este texto sea en francés. Está bien que los galos se hayan consagrado campeones del mundo y todos estemos emocionados porque Antoine se haya cubierto con la bandera uruguaya durante la conferencia de prensa, pero a tanto no llegamos.

Al principio fue hasta divertido pretender leer frases como la siguiente, sin parecer una persona con claras dificultades en el habla: lxs compañerxs de nuestrx grupx son todxs igualxs. Ya más adelante comenzó a ser hasta molesto.

No cabe ninguna duda que el lenguaje, así como la vestimenta, la gastronomía o el arte son expresiones que forman las entrañas de una cultura. Que el poder de la palabra es insustituible en la construcción de los ideales de una sociedad, es algo irrefutable. Que el lenguaje se transforma con el paso del tiempo tampoco es un secreto, pues la asimilación de vocablos que expresan un cierto significado para ciertos pueblos forma parte del enriquecimiento de cualquier idioma, en sus diversas expresiones a lo largo y ancho de los pueblos que lo hablan. Quizás los casos del español y el castellano sean de los mejores ejemplos de esto.  Pero posiblemente uno de los motivos por los cuales el autodenominado lenguaje inclusivo le rechine tanto a aquellos que tienen cierto aprecio por el idioma castellano y sus reglas gramaticales, sea el ímpetu con el que sus propulsores pretenden instalarlo a la fuerza, y los argumentos esgrimidos con tal fin.

Uno de los puntos flacos de esta nueva tendencia surge de confundir "género masculino" o "género femenino" en la gramática con "macho" y "hembra" en el sexo de las personas, los animales o las plantas. Vamos por ahora a no meternos con el reino de los fungi.  Este concepto tan básico – el de los géneros, no el de los fungi –  se ridiculiza al pensar por ejemplo en que un cepillo de dientes puede tender a representar a un varón por el mero hecho de que su artículo definido es “el”, y que con la misma analogía quizás la pasta de dientes represente a una mujer por su artículo definido “la”. Entonces habría que analizar si el hecho de esparcir la pasta de dientes sobre el cepillo podría representar el dominio de la mujer en la sociedad sobre el varón, o si por el contrario la fuerza con la que las cerdas del cepillo (que paradójicamente son femeninas) oprimen a la pasta (mujer) contra los dientes (varones) de un individuo son una flagrante violación de los derechos de la mujer y una clara demostración de su opresión en esta sociedad patriarcal. No pretendamos averiguar qué sucedería si substituimos la pasta dental por el dentífrico, ahí tendríamos serios problemas para saber qué género somete a cual.
Si a usted le pareció una analogía totalmente absurda, sepa entender que esta ridícula parábola que se me acaba de ocurrir, donde intervienen tantos elementos gramaticalmente definidos como femeninos (pasta de dientes, cerdas, fuerza) así como otros masculinos (cepillo, dientes) no es más que un fiel reflejo del sostén de los argumentos básicos del lenguaje inclusivo, que dicho sea de paso ahora se ha pasado a llamar incluyente para evitar el adjetivo en su forma masculina.

Según como yo lo veo, el énfasis de la substitución de las palabras no es más que una lamentable e innecesaria artimaña del feminismo radical para pretender mostrar "más justa" una lucha que no precisa de tal herramienta, pues sus motivos son mucho más justos de lo que pretende aparentar con el juego de palabras. La pelea por la tergiversación del idioma no es más que la pérdida del foco en una lucha noble que no precisa de esta ridiculización del movimiento femenino.
¿Acaso decir "las personas" es una muestra del poder de la vagina sobre el pene? ¿Deberíamos decir las personas y los personos para asegurarnos de que estamos incluyendo tanto a hombres como a mujeres? No, claro, deberíamos inventar una nueva palabra que los englobe a todos, entonces utilicemos les personesY en ese sentido, aquellos que proclaman este lenguaje inventado como "inclusivo", en verdad no hacen otra cosa que caer en constantes contradicciones, pues no solo convierten aquello que termina en "o" en una "e", sino que aquello que no tiene género y paradójicamente termina con la letra "e", se deforma y le otorgan un género sumándole una variante con la "a", asumiendo erróneamente que la palabra que finaliza en "e" representa al género masculino. Ejemplo: Estudiante vs Estudianta. Pero no queda solo ahí. En teoría las deformaciones aplican a las personas, pero luego se supone que el cuerpo femenino pasa a ser "la cuerpa". 
Utilizar la inexistente palabra "persones", "cuerpa" o "presidenta" no hace más equitativo el lenguaje ni la sociedad, simplemente es una deformación absurda de lo primero.
Asimismo, igual de absurdo es pretender eliminar las empanadas del listado culinario del rio de la plata por considerar que atenta contra la equidad entre hombres y mujeres, ya que en el lunfardo rioplatense la empanada puede hacer alusión al aparato reproductor femenino. De la misma manera, que manden destruir todas las copias del David de Miguel Angel con el pretexto de que su pequeño pene y su desproporcionada cabeza y manos atentan contra el autoestima de los varones del mundo también carece de sentido.
Pretender llevar una lucha hasta cualquier extremo, aun cuando éstos extremos carezcan de relevancia o fundamento no hace más que debilitar el movimiento que sustenta dicha lucha, distraer el foco de la lucha real, genuina, valida y valiente que se lleva adelante desde hace mucho tiempo por mujeres y hombres en distintas partes del mundo.
La Tierra no va a ser más equitativa porque le digamos Le Tierre. De la misma manera, si bien no es necesario, tampoco es incorrecto decir “los amigos y las amigas” pues ambos términos existen en nuestro idioma y su uso es más que válido. El problema es cuando el afán por llevar lo absurdo hasta el límite llega al punto de inventar palabras.  En este sentido, hace unos años, mientras dábamos una presentación de fin de curso en un grupo interdisciplinar de estudiantes de arquitectura y ciencias sociales, escuché a un compañero decir "la experiencia fue muy enriquecedora porque tuvimos la posibilidad de reunimos con los miembros y las miembras de la cooperativa...". Sí, esto ocurrió en un ámbito académico, en la Universidad de la República. Debo decir que nuestro amigo Mariano Cloos estaría muy orgulloso de mi compañero de grupo.

Sin pretender entrar en un análisis riguroso del lenguaje, lo cual claramente escapa al cometido de esta verborragia, podemos ver el caso de un idioma muy lejano a nuestro querido castellano.  El idioma persa por ejemplo, carece de artículos definidos, por lo que ningún sustantivo tiene género. Esto, más allá de complejizar el aprendizaje de los idiomas provenientes del latín para los iraníes, quienes constantemente hablarán de el ventana, la almacén, la lavarropas o el gotito, no ha tenido ningún efecto en la mayor o menor equidad que la sociedad iraní pueda haber tenido con respecto a aquellas donde se habla el castellano. ¿Acaso alguna de estas chicas con su costado izquierdo de la cabeza rapado podría afirmar que las mujeres iraníes viven en una sociedad más equitativa que la uruguaya? Claro, esto al menos durante los últimos milenios, pues no me atrevería a vaticinar lo que pueda ocurrir de aquí en más. Quizás a los hombres iraníes se les ocurra crear un movimiento para que el idioma persa pase a adoptar el femenino y masculino del castellano para así tener más herramientas para oprimir a la mujer.
Algo similar ocurre con el inglés, donde el artículo “the” carece totalmente de un género, ¿pero acaso alguno de los defensores de esta nueva tendencia castellana puede defender que en los países anglosajones existe más equidad de género porque the winter es más equitativo que el Invierno?
En definitiva, para los que hablan persa o inglés, la heladera, la mesa, el sillón o un calefón, carecen totalmente de una asociación al género masculino o femenino, y esto no cambia en absoluto la naturaleza de dichos elementos ni su concepción social. Una heladera en Irán cumple las mismas funciones que en Uruguay, y la relación que los individuos puedan llegar a tener con tal elemento es exactamente la misma a pesar de los kilómetros de distancia y las interminables asimetrías culturales entre ambas naciones.
Este nuevo ejemplo burdo, sirve simplemente para subrayar el hecho de que la presencia de los artículos definidos el, la, los, las en el idioma español, es una herramienta gramatical, sencilla y llanamente eso, y nada más que eso; y como se mencionó anteriormente, la mayor o menor igualdad de género que pueda haber entre los países que hablan el castellano y otros como Irán, están lejos, lejísimos de pasar por la existencia de géneros en el campo gramatical.

Quizás el motivo de esta reciente oleada de la substitución de las a y las o por @, X y E pase por una simple moda, como ocurre en tantos otros campos de la vida, en esa búsqueda empedernida del pelo al huevo, la quinta pata al gato, o simplemente esa búsqueda de innovar para trascender. Quizás sea una tendencia más de esta nueva era cibernética, donde todo toma mayor ímpetu y se escabulle en los hábitos de muchos porque da la impresión de progreso, avance o vanguardia en la nueva mentalidad. Visto así, que este nuevo modismo tenga su campo fértil en la adolescencia no parece ser alarmante, incluso puede sonar simpático e intrínseco al adolescente, siempre y cuando sea el reflejo de una actitud fresca de las generaciones más jóvenes. Hasta ahí estamos bien, al igual que nadie se alarmaría de que se utilice el término “me cabe” en la cotidianeidad, pero de ahí a pretender que los libros pasen a describir que Artigas le dijo “me cabe” a Alsina mientras aceptaba un mate, hay un largo trecho.  Lo preocupante quizás es cuando este tipo de aberraciones gramaticales se perciben en generaciones mayores, en un público con un acceso a educación terciaria o peor aún, en profesionales y aquellos que ofician de docentes en nuestros centros educativos. Más doloroso aún es ver cómo gente respetada en el mundo literario o académico se hace eco de esto, quizás con el mero objetivo de figurar como estandartes del movimiento feminista y dejar constancia de su mentalidad más acorde a los días que corren donde constantemente se está en busca de lo políticamente correcto, no lo sé.  

Finalmente, pasa a ser preocupante o hasta incluso triste cuando el lema del lenguaje inclusivo pretende ser el estandarte de la lucha por los derechos igualitarios de hombres y mujeres, siendo esta una lucha de una significancia superlativa, necesaria y urgente en la mayoría de las culturas de este mundo, siendo esta una batalla que lleva mucho más tiempo que esta ridícula moda de les persones o lxs personxs que seguramente poco entienden de la equidad entre hombres y mujeres, y focalizan sus energías en pretender un lenguaje “inclusivo”.

Toda lucha social tiene sus comienzos y un paulatino desarrollo además de bases sobre las cuales sostenerse, así como diversos caminos para acercar a la sociedad a los cambios buscados. Elegir las batallas es parte fundamental de la lucha, pues como lucha que es, buscará desafiar cánones establecidos y arraigados en una sociedad determinada. El éxito de la contienda a mi entender, está directamente vinculado con la correcta elección de las batallas a librar y las formas. La lucha por la equidad de género no es nueva. Lo que sí es nuevo es este camino – desviado a mi entender – que entorpece los valores de fondo que siguen tan vigentes como décadas atrás. Estar por tanto en contra de destrozar el idioma no es sinónimo –ni está cerca de serlo – de oponerse a que mujeres y hombres tengan los mismos derechos. Quien utiliza esto como fundamento, no hace más que enfatizar la falta de solidez en sus argumentos, de la misma manera de quien cataloga de facho a alguien que critique una gestión específica de un gobierno de izquierda, de comunista a alguien que emite una opinión desfavorable sobre un gobierno de derecha, o de antisemita a otro que no esté de acuerdo con las políticas del Estado de Israel.  Una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa diría un reconocido locutor deportivo radial.

La equidad en nuestras sociedades es una necesidad latente. Mucho se ha hecho ya, y tanto otro resta por hacer. Por este mismo motivo, declarar que yo me siento excluido de esta sociedad porque la palabra que la representa tiene una acepción femenina no hace más que desviar la atención de lo realmente importante hacia lo irrelevante.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

tremendo. preparate para que te linchen en el mides. jajajajaja

Unknown dijo...

Estoy de acuerdo con tu opinión.
La tendencia actual de distinguir el femenino del masculino en el lenguaje, en palabras en que por supuesto están incluidos ambos sexos, como forma de expresar igualdad de géneros, en realidad logra el efecto contrario. Resta importancia o hasta ridiculiza el verdadero objetivo: igualdad de derechos para ambos sexos.
Lo tomo más como pérdida del lenguaje y una distracción en el camino hacia los verdaderos logros.

Unknown dijo...

Un sabio amigo dijo una vez: El día en que vaya a la rae para ver cómo tengo que hablar/interactuar, va a ser el día en que pierda como ser pensante.

A todos los que la citan como si fuera referencia de algo, una pegunta: ¿de verdad tanto pesa el viejo colonialismo en sus cabezas, que precisan que unos veteranos españoles les digan cómo tienen que comunicarse en el Uruguay de 2018?. Prefiero escuchar a los jóvenes que me gritan al lado. De corazón, están quedando como unes boludes

Unknown dijo...

Un sabio amigo dijo una vez: El día en que vaya a la rae para ver cómo tengo que hablar/interactuar, va a ser el día en que pierda como ser pensante.

A todos los que la citan como si fuera referencia de algo, una pegunta: ¿de verdad tanto pesa el viejo colonialismo en sus cabezas, que precisan que unos veteranos españoles les digan cómo tienen que comunicarse en el Uruguay de 2018?. Prefiero escuchar a los jóvenes que me gritan al lado. De corazón, están quedando como unes boludes

Anónimo dijo...

Hay un artículo muy simple y elocuente de una profesora, y esta es una parte:

"En castellano existen los participios activos como derivado de los tiempos verbales.
El participio activo del verbo atacar es "atacante";
el de salir es "saliente"; el de cantar es "cantante" y el de existir, "existente".

¿Cuál es el del verbo ser? Es "ente", que significa "el que tiene identidad", en definitiva "el que es". Por ello, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a éste la terminación "ente".

Así, al que preside, se le llama "presidente" y nunca "presidenta", independientemente del género (masculino o femenino) del que realiza la acción.

De manera análoga, se dice "capilla ardiente", no "ardienta"; se dice "estudiante", no "estudianta"; se dice "independiente" y no "independienta"; "paciente", no “pacienta"; "dirigente", no dirigenta"; "residente", no "residenta”."

sbonino dijo...

La discusión sobre las formas de la lengua no me despiertan mucha pasión,... ni a favor ni en contra del lenguaje inclusivo – creo que nada podría chuparme mas un huevo -.
Mas allá de la RAE o de los grupúsculos que necesitan que la RAE les de pelota…cualquiera con un poco de lectura sobre historia (jeje si…a través de la lengua) reconocerá que los idiomas -como todas las cosas vivas- están sujetas a la transformación y luego moriran (curiosamente lo mismo sucede con los idiotas).
Dicho esto, me resulta más interesante ver como las los pequeños grupos radicalizados van imponiendo temas para discutir.
Lucha social dice Ali … y si… y ahora todo se transforma en una lucha social.
En este mundo donde nos hemos dedicado a criar millenials pusilánimes cualquier mariconada sirve para preocuparse y elegir un lado.
Hoy por que queremos que papa RAE nos acepte, o nos acepte el estado o el club de viejas descendientes de ingleses del balneario Solis.
Es lo mismo. La perpetua necesidad adolescente de querer pertenecer.
Problemas que un niño en África con hambre no tiene ni tampoco tiene una familia Siria que necesita huir.
Son issues dignos de nuestros tiempo y lugar dado que problemas reales no tenemos… aún…
Ahora …agarrate… Cuando venga una verdadera crisis apocalíptica a ver cual de estos vejigas - vejigos o vejiges - se salva. Y las crisis les llegan a todas las sociedades,… es solo cuestión de tiempo.