Doctores y Doctores…Viaje en motocicleta con la ley a mis espaldas…Un
penal en Canelones…Emociones encontradas entre cuatro paredes…El camino será
arduo y lleno de obstáculos, pero llegaremos…Movimientos de
despenalización…Llamadas por 1000…
A
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lo largo de mi vida tuve varios encuentros con
Doctores en leyes. Penalistas, corporativos, comerciales y un etcétera bastante
amplio. Estas experiencias me han hecho comprender que existe una sola cosa que
esperar de un abogado y es, precisamente que no sabemos lo que esperar. Los
códigos de ética y conducta varían como el de los mecánicos o plomeros,
dejándonos bastante a merced de nuestra intuición y capacidad de análisis. De
esta manera me encontré con mercenarios que funcionan al vil pero necesario
metal, pro-bonos con una destreza y capacidad increíbles y, mediocres que ponen
en duda la competitividad de las facultades donde se armaron de sus
conocimientos.
EL Dr.
Andrés Miles es uno de esos raros casos
en los que se junta la capacidad de razonamiento e inteligencia, con la total
transparencia y lealtad…este último pasaje puede dar la idea a aquellos que
gustan de armar teorías conspiratorias, de que el Dr. pagó parte de los costos
de esta nota, pero déjenme sentar por escrito que no hay nada más lejano a eso.
Los protagonistas directos de toda esta ida y venida de mecanismos legales y
vericuetos increíbles, sabrán constatar que mi descripción acerca del legalista
es lo más cercana a la realidad que las palabras me permiten. Aun así, estoy de acuerdo con aquellos que
sostienen que las palabras transparencia y lealtad deberían estar separadas al
menos por un capítulo, de las palabras derecho, justicia y abogado, pero en
fin, no encontré nada en mi diccionario de sinónimos que se ajustara mejor a
esta parte de la nota…
Vía
telefónica puse al Doctor al tanto, en líneas generales sobre el caso de la
Sra. Castilla. El demostró su interés en el acto. Iríamos juntos a al centro de
detención de mujeres, yo entraría en calidad de asistente y así el doctor
podría hacer uso de mis conocimientos sobre contracultura (¿?) Para no encontrarse
en terrenos desconocidos al entrevistar a su posible defendida…
No acepté
bajo ningún concepto la proposición de ir hasta la cárcel de mujeres de
Canelones en transporte público. Va en contra de todos mis principios éticos
hacer uso de estos cajones defenestrados con ruedas, mezcla de negocio y
servicio. Mi enduro 125cc. Sería nuestro medio de transporte. La única desventaja
era que Miles padece de un tipo de Fobia a los bi-rodados. En un principio
se negó, pero después de sabias palabras
y la promesa de no sobrepasar los 45 kilómetros por hora, partimos hacia la
capital canaria, sin saber muy bien, al menos yo, con lo que realmente nos
encontraríamos.
Las rutas
de la patria nos llevaron hasta la ciudad de Canelones y este viaje me hizo
aprender varias cosas. La primera no está relacionada intrínsecamente con esta
nota pero sí con otra que alguna vez escribiré sobre el concepto básico en el
diseño de motocicletas. Hasta este momento yo pensaba que la decisión de hacer
ruta en una moto de esas que en Uruguay llamamos chopper era basada en una
decisión personal. Por qué no embarcarse en una enduro a recorrer la vieja ruta
66???
Este field research totalmente casual me
demostró que las motocross (también termino oriental) no son construidas con el
fin de apoyar nuestras nalgas en sus asientos. Al llegar a la localidad de
Suarez una sensación parecida al cosquilleo que sentimos cuando se nos duermen las
extremidades, se localizaba en mis testículos de una manera extrema y punzante,
hasta el punto de hacerme pensar que debido a mi posición perdería mis tan
preciadas y necesarias glándulas por la gangrena inminente que esta privación
de flujo sanguíneo causaría.
En ese preciso
instante fue que todo se rebeló ante mí con claridad y comprendí el porqué Denis Hopper opto por poner a Fonda,
Nicholson y a él mismo, en la comodidad de las Harley Davidson Hydra-Glide
usadas para la película…
Canelones
city.
Estéticamente
la cárcel de mujeres en Canelones es lo más parecido a lo que en la época de la
dictadura se le conocía como centros clandestinos de reclusión, desde la calle
parece una casa regular salvo por las rejas y la entrada continúa de guardia
policial (ESTETICAMENTE).
Nos
anunciamos en la entrada principal y nuestras identificaciones fueron
requeridas para seguir avanzando.
Nos
invitaron a pasar a una estancia sin ventanas y azulejada de los pisos al
techo. Allí esperamos a Alicia que según la guardia estaba en ese momento,
hablando con la directora de la cárcel.
Entra a la
habitación una señora con aspecto de abuela, de complexión delgada. Alicia. La
conocía solo por fotos pero en persona y conociendo sus antecedentes me doy
cuenta que el apodo de “la abuela del porro”, como la llaman en la cárcel de
mujeres, le queda perfecto.
Luego de
cumplir con las introducciones formales, empezamos a hablar de una manera fluida. Alicia está
indignada como lo están las personas que se ven privadas de libertad. Esa
especie de limbo y neblina estructural que nos dice contantemente “esto no me
está pasando a mí”.
Nos explica
las condiciones en las que se encuentra, ratas, cucarachas, cumbia villera y un
innumerable de etcéteras que, desde mi punto de vista, obedecen al estándar de
lo que se puede encontrar en cualquier prisión.
Las
preguntas van casi todas dirigidas al Dr Miles en cuanto a posibilidades de
abandonar ese lugar lo más pronto posible. Yo trato de enfocarme en la
elaboración del perfil de esta mujer. Segura, elocuente pero a la vez y dadas
las circunstancias bastante golpeada por
la situación y su recién emprendida huelga de hambre.
Varios son
los problemas a solucionar, en primer lugar el económico, Alicia recibe una
pensión desde Buenos Aires pero, al estar recluida no le es posible cobrar la
suma de dinero. También nos pide que
contactemos al consulado para consultar qué tipo de derechos y/o obligaciones
tiene un ciudadano argentino (en su situación) en suelo oriental. Por ultimo su
deseo de ser trasladada a un centro en que las condiciones sean un poco
mejores.
La puerta
de la habitación se abre y entra una mujer uniformada, camina lento pero segura
y sus piernas levemente combas, hacen balancear a sus caderas de una manera
peculiar. Sus manos son aguantadas, ala cowboy, por el cinto de cuero negro que
complementa la canana y contiene la camisa azul de reglamento.
“Sub
Oficial directora.“ (Dijo su nombre pero me pareció poco importante
registrarlo.)
“Ustede no saben, como la tratamo a ella. Un
trato eh? Especial? Eh? Le dimo, una cama pa ella solita y papel pa que
escriba, verda? Eh?”
El Dr
estaba bastante molesto ya que este tipo de visitas se llevan a cabo sin
presencia policial por un tema de privacidad con el cliente.
En absoluto
me llamaba la atención la manera de proceder de esta sirviente pública. Al
menos y, seguramente por tratarse de la persona a cargo, ostentaba la capacidad
de hilvanar una frase solo comiéndose la s y alguna otra cosita que no vale la
pena destacar.
En cambio,
era la repetición de los derechos especiales a los que Alicia tenía acceso lo
que cumplía la función de amenaza poco subliminal.
En un
ambiente controlado, como lo es el de la prisión no es bueno tener beneficios
especiales, la protección de los guardias tiende a tomarse como favoritismo y
esto no, ante los ojos de la población general, es algo que juegue a favor del privilegiado.
“Dotor” prosiguió la gendarme “ Dejeme
decirle que a esto espeshimene (especímenes) nolos podemo mescla con las dema
vio? Esto espeshimene, son inteletuale, y por eso la tratamo de otra manera
verdad? Pero ta nerviosa y eso es por lastinencia del porro, ya le dijimo que
se le va a ir y vastar mejo…el porro e una adision, como el vino vio, yo tengo experiencia…ya
le dijimo… ”
Mientras yo
contenía la risa, triste, que produce la realización de que este tipo de gente
cumple la función de vigilantes de la paz y veladores de las instituciones, la
sub abrazaba bonachonamente a Alicia. Está notablemente nerviosa ante la
situación, soltaba risitas nerviosas de vez en cuando.)
Obviamente
esto era premeditado, la seguridad de la minimalista cárcel de mujeres se había
visto sacudida desde la llegada de la ciudadana Argentina. Programas de
televisión radio y distintos medios de prensa pasaron por ahí, para
entrevistarse con “la abuela de las
plantas”
A su vez,
movimientos pro cannabis organizaron marchas actos y protestas en contra de la encarcelación de Alicia y de Mauricio B un artesano del
Balneario Pinamar, detenido este también por cultivar cáñamo.
Al menos el pedido de
traslado seria tomado en consideración, todo este movimiento mediático era
demasiado para el pequeño centro de detención y sus
funcionarios…mover a Alicia lejos de ahí estaba en el punto número uno de sus
listas.
“Bien Dr” Interrumpí
abruptamente, ya no lo resistía más. “Tendríamos que retornar”
“Si, efectivamente”, contestó
este, saludamos a Alicia, recuperamos nuestros documentos y salimos. La enduro
esperaba a mis testículos para el viaje de retorno.
Teléfono
Siete días después de
visitar a Alicia en el penal de Canelones,
me encontraba en mi casa, con más preguntas que respuestas y
experimentado la lentitud conocida y repugnante con que se desarrollan las
cosas, gracias a la burocracia y otros poderes especiales que tienen los funcionarios
estatales.
El ánimo de
Alicia es muy cambiante en la cárcel, huelga de hambre combinada con una
inestabilidad emocional evidente, me
comunico con ella bastante seguido, cosa que me cuesta bastante ya que mi fobia
por el teléfono no es respetada…
El aparato de mierda
suena, y el cónsul interino de la República Argentina es quien se anuncia desde
el otro lado.
Primero me da las malas
noticias.
Me dice que tienen
prohibido por
mandato salir de garante en caso de que el abogado así lo solicite, en una
posible petición de prisión domiciliaria.
Las buenas.
Su pensión
fue tramitada así como su pedido de traslado a otra institución, El CNR será
donde estará a partir del próximo lunes.
Pongo la
nota en Montevideo Étnico y me comunico con Alicia para darle las buenas y las
malas.
Revisando
mis notas de estas comunicaciones telefónicas…
En un juego
de idas y venidas, me comunico con Alicia al menos una vez por semana y me dice
que su deseo es que el abogado redacte un testamento, para dejar como beneficiario
de todos sus bienes a su sobrino.
“A los
muchachos del movimiento, les dije que hagan una fumata en un gran fogón en la playa en mi honor, no llegaré a
semana santa…”
Cuelgo el
tubo y me siento en un sillón, el teléfono me agota…suena de nuevo…
Es la gente
de los movimientos de liberación, Planta tu Planta y/u otros.
Mas notas,
esta vez en una servilleta…
Juan Andrés
Vaz, Planta tu planta contactos varios, dentro de casa de gobierno...costos
legales ?????/ Ellos se hicieron cargo de la defensa del artesano de Pinamar
que cayó el mismo día que Alicia, según Vanesa*, está por conseguir su libertad
gracias al pedido de excarcelación de su abogado.
Al artesano
ya lo marcaron adentro (¿) (Marcaron, cuchillada, corte…)
*Vanesa
Maidana, Movimiento de liberación de cannabis
“Alicia
enfrentarse sola a esto, no sabemos cómo es que sus dos primeros abogados
llegaron a dar con ella… Nosotros tenemos los medios y contactos necesarios…”
Les explico
que yo fui el que lleve a mi abogado a ver a Alicia, ya que cuando me contacté
con ella, estaba sin representación Legal.
Me dan las
gracias y estaremos en contacto…
Nuevamente
en el sillón, ahora sí totalmente agotado…
Nueva
llamada entrante, alguien obviamente está usando mi teléfono como filtro de
información…
Alo?...
Si, el Sr
Claudio Alonso?
Quien
habla?
Soy Gabriel
Pastore, el sobrino de Alicia, me dieron su teléfono, como está ella? Sé que
precisa dinero y quería saber cómo hacérselo llegar…
Ah…eh…si…Mucho
gusto, lo mejor es a través de su abogado el Dr. Andrés Miles. Le envío los
datos de contactos vía e-mail.
Saludo y
excusas de rigor…fin de la llamada.
Miro el
cable del teléfono y estoy a punto de arrancar el RJ11 de la pared…evalúo
seriamente la posibilidad, cuando suena de nuevo…y me recontra cago en todo un
rosario de santos…
¡HOLA!
Si,
Claudio? Redactor de Montevideo Étnico, le hablo de (no sé qué publicación en
Buenos Aires)
¿Es usted
el que está ayudando a Alicia?
La mujer
suena, o quiere sonar segura y profesional. Yo no quiero hablar más, hago mi
mejor papel de mequetrefe en años. Le digo que yo en realidad no sé bien que
estoy haciendo, acuño la frase “todo esto es a pulmón” le doy el teléfono del
consulado y me dice que ya lo tiene, a esta altura debe pensar que soy alguien
con un retraso importante, me da las gracias y cuelga.
Ahora soy
yo el que llamo al abogado, le advierto que si las llamadas no paran voy a
demandarlo usándolo a el mismo como mi abogado, le dejo saber que conozco el
conflicto de intereses que eso ocasionaría pero no me importa. Me dice que no
hay problema. “Lo hacemos, pero primero saquemos a Alicia”
1 comentario:
muy bueno muchachos, aun mejor que la primera parte. vamos por el tercero
JP
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